De la Vega, por tanto, tendrá que estar preparada para hacer frente a las críticas políticas que va a recibir, a partir de hoy, por haber adoptado decisiones como la ya descrita; por haberse ido a Argentina en visita oficial (siendo la responsable del gabinete de crisis) o por haber descuidado, durante semanas, el trato a las familias de los pescadores secuestrados, según denunciaron ellas mismas. De hecho, los familiares no fueron recibidos por el presidente Zapatero hasta el 10 de noviembre: a partir de ese momento, las familias callaron y dejaron trabajar al Ejecutivo sin ejercer presiones.

El presidente del Gobierno inició también contactos con el líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, garantizándose también su silencio y el de su partido a partir de entonces y hasta la resolución del conflicto. Dado el resultado obtenido, cabe preguntarse por qué Zapatero no hizo esos gestos antes para ahorrarse, tal y como él quería, que el secuestro fuera pasto de los medios de comunicación y que, indirectamente, se pudiera dar ventaja a los piratas.