A Felipe González tampoco le gusta el Estatuto catalán. Ayer criticó la prisa con la que se ha redactado, avisó sobre el riesgo de una desvertebración del espacio público estatal y apeló al liderazgo de los actuales dirigentes para que no envenenen el ánimo de los ciudadanos y para que eviten una confrontación entre comunidades.

El expresidente del Gobierno expuso por primera vez su opinión sobre el proyecto de Estatuto al término de su intervención en el Encuentro Atman de diálogo entre culturas y religiones en Madrid. "Es cierto --dijo-- que se está generando una dinámica de una conflictividad nada deseable, pero hay que decir que tenemos instituciones suficientemente sólidas que son capaces de canalizar un debate de ideas de manera tranquila, sosegada y pacífica".

Frente al "España se rompe" del PP, González afirmó que "la unidad de España no está en peligro; lo que sí puede estar en riesgo, si se hace mal, es una vertebración suficiente del espacio público que compartimos para que sean más fuertes las comunidades, que son las partes, y el todo, que es el Gobierno central. Por tanto, espero que se haga bien".

A las peticiones de "sosegar el debate" que hizo González se sumaron el ministro de Defensa, José Bono, y el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves.

El titular de Defensa confió en que el proyecto catalán salga del Congreso "enmendado y acomodado" a la Constitución, y no desaprovechó la ocasión para lanzar una andanada: "Lo único que no tiene enmienda es el fanatismo de algunos" en alusión a dirigentes del PP.

LLAMADA DE ATENCION Mientras, el ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, cargó ayer contra el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) por elaborar un informe sobre el proyecto de Estatuto catalán pese a que el Gobierno no se lo ha pedido. López Aguilar reprochó al Consejo que, en cambio, retrase la entrega de otros dictámenes solicitados por el Ejecutivo, "empleando casi el triple de tiempo que empleaba con el PP", y que son preceptivos para la aprobación de leyes.