El fiscal general del Estado, Cándido Conde- Pumpido, anunció ayer en Asturias que abrirá una investigación sobre la grabación de la cinta en la que el confidente de la Guardia Civil Francisco Javier Villazón Lavandera, Lavandero, revelaba en agosto del 2001 la trama del explosivo. Horas después, ante la comisión del 11-M, el nuevo jefe de la zona de Asturias, coronel Luis Antonio Búrdalo, desveló que hubo otra grabación de Lavandero, "pero lo hemos revuelto todo y no aparece; posiblemente la hayan destruido".

El anuncio de Conde-Pumpido sobre la apertura de una investigación llevó ayer a algunos comisionados del 11-M a temer que los mandos de la Guardia Civil de Asturias citados a declarar se escudaran en esa nueva investigación para no hablar. Pero no ocurrió así. El exjefe de la comandancia de Gijón, teniente coronel José Antonio Rodríguez Bolinaga, confesó que había recibido la grabación el 16 de octubre y la había guardado en una caja fuerte. "No la oculté, simplemente la guardé bajo recibo", dijo. Y admitió el error de no remitirla a sus superiores y al juez, por lo que ha sido cesado.

SIN RELEVANCIA Sobre la investigación emprendida a partir de la revelación de Lavandero y bautizada como operación serpiente debido al tatuaje del confidente, que cuidaba de unas serpientes en el club Horóscopo de Avilés, Bolinaga admitió que no se le dio "importancia policial ni judicial porque Lavandero era confidente de la Policía Nacional, pasó a serlo de la Guardia Civil y, de nuevo, de la Policía Nacional". Y añadió: "Toda la información que nos daba ya la tenía la policía". Admitió que no hubo coordinación y reprochó a los mandos policiales que no hubieran informado de la operación Pipol, de junio del 2001, en la que Trashorras y Toro fueron detenidos con explosivos.

Boligana sostuvo que la comandancia de Gijón "intervino con los ojos vendados" y "sólo éramos brazos y piernas" al servicio de la investigación de la trama del explosivo que dirigía un mando de la comandancia de Oviedo. Esta investigación se desarrolló a partir de febrero del 2003 con datos de confidentes de la Unidad Central Operativa y de la comandancia de Oviedo.

EN LA CAJA FUERTE Bolinaga guardó la cinta en la caja fuerte y consideró que "ya no tenía importancia". La hubiera tenido, dijo, si hubiera aparecido inmediatamente después de los atentados, pero el 16 de octubre, cuando la entregó un guardia de Cancienes, ya la policía había arrestado a Trashorras y Toro por la supuesta venta de explosivos a los autores del 11-M.

La comandancia de Gijón realizó otra grabación al confidente Lavandero a primeros de septiembre del año 2001, pero esa cinta no aparece, reconoció el nuevo jefe de Asturias.

SOLLOZOS El general Pedro Laguna, actual jefe de la Guardia Civil de Castilla y León y jefe de la zona de Asturias cuando Emilio Suárez Trashorras y Antonio Toro traficaban con drogas y explosivos, prorrumpió en sollozos al terminar su declaración de ayer en la comisión del 11-M, ante la que compareció por segunda vez. El interrogatorio al que le sometió el representante del PP, Jaime Ignacio del Burgo, le llevó a confesar que "no supo nada" de la trama de explosivos y a refugiarse en que había "cinco oficiales" investigándola, dos de la Unidad Central Operativa (UCO) y tres de las dos comandancias (Gijón y Oviedo) sobre las que ejercía el mando.

Ante el tono inquisitorial de Del Burgo, el general, que no ha ocultado su buena relación y antigua camaradería con dirigentes del PP, le reprochó: "Nadie ha salido a defenderme". Y rubricó su declaración negando enfáticamente que la Guardia Civil haya participado en "trapicheos de drogas, armas, coches y explosivos, en ninguna maquinación política ni otras barbaridades propias de mentes enfermizas". Al lamentar la "falta de éxito" rompió a llorar y terminó su declaración.