La ramificación del caso Gürtel en Valencia no para de complicarse, tanto como la estrategia de defensa de los populares: la Fiscalía Anticorrupción solicitó ayer al juez instructor del caso en esta comunidad, José Flors, que cite como imputados en su causa a los cabecillas de esta trama corrupta, los empresarios Francisco Correa y Pablo Crespo, además de a Alvaro Pérez, responsable de la compañía Orange Market y más conocido como el Bigotes . Si el magistrado aceptara la sugerencia del fiscal y el Tribunal Superior de Justicia valenciano (TSJCV) decidiera seguir adelante con el caso --pese a que el PP se dispone a solicitar su sobreseimiento--, se podrían ver sentados en el mismo banquillo el presidente autonómico, Francisco Camps; su amigo el Bigotes, y el que fuera jefe de este último, Francisco Correa.

La foto podría ser demoledora para los conservadores pero, en todo caso, no será inmediata, ya que el magistrado Flors permitirá que, el próximo miércoles, puedan librarse de la visita al tribunal el presidente Camps; su portavoz parlamentario, Ricardo Costa, y el consejero Víctor Campos para conocer la concreción de su imputación en este caso. Bastará con que asistan sus abogados. Otra cosa será si se abre juicio oral con jurado popular.

LOS TRAJES, UNA DADIVA Con este nuevo paso, la Fiscalía Anticorrupción refuerza la tesis de que Camps y sus colaboradores incurrieron en delito de cohecho impropio, esto es, que se dejaron regalar trajes por los citados empresarios sin pensar en los cargos que ocupan. La misma idea que defiende el juez Flors en su auto y que tanto ha molestado al entorno del presidente de Valencia, que insiste en que él se paga su ropa. La fiacalía cree conveniente que el mismo jurado juzgue a los que presuntamente regalaron los trajes y a los que supuestamente los recibieron.

Mientras, el PP sigue virando en su estrategia en torno a Camps; en teoría, la dirección del partido le sigue apoyando, pero en la práctica se prepara por si se demuestra que Camps mintió al decir que él había abonado sus trajes.

Por si llegara el caso, la número dos del PP, Dolores de Cospedal, insistió en la poca relevancia que, a su juicio, tiene el delito del que se acusa a Camps y abogó, igual que Rita Barberá, por cambiar el Código Penal para suprimirlo. Otro destacado popular, el líder del PP vasco, Antonio Basagoiti, soltó en la televisión vasca una rotunda frase sin reparar en las formas. "La acusación a Camps es una verdadera gilipollez", espetó.