Sus padres la buscaron angustiados por todos los hospitales de Madrid. Un equipo de televisión les acompañó en su dramático periplo y transmitió a todo el país la cara del horror: el rostro desencajado de una madre pidiendo información en los mostradores de los centros sanitarios, el nerviosismo de un padre que se derrumbaba por momentos. EL PERIODICO constató ayer que esta familia procede de la pedanía cacereña de El Bronco y que su hija, Eva Belén Abad Quijada, de 30 años, falleció al instante en los atentados del pasado jueves. Es la tercera víctima originaria de Extremadura.

La pequeña localidad de El Bronco, perteneciente al municipio de Santa Cruz de Paniagua, situado entre Gata y Las Hurdes, apenas supera el medio centenar de habitantes. "Estamos asustados. La chica tenía dos tíos carnales y familiares en el pueblo; aquí nos conocemos todos. Mis hijos han acudido al funeral en Coslada y dicen que ha sido una tragedia", explicaba ayer una vecina, también allegada a la joven. Eva Abad, sus padres y sus tres hermanos pasaban largas temporadas en la pedanía, lugar de nacimiento de su madre.

COGIA EL TREN A DIARIO La familia emigró al distrito madrileño de Coslada para labrarse un futuro más próspero. Eva Abad nació allí y a sus 30 años trabajaba en una Administración de Loterías situada en el centro de la capital, que le obligaba a coger el tren de cercanías todos los días. Estaba soltera y vivía con sus padres. El pasado jueves no tuvo suerte. Una de las explosiones acabó con su vida en el interior del vagón en el que viajaba.

Según testimonios de sus allegados, la identificación del cadáver fue bastante compleja y los servicios forenses tardaron horas en comunicar la noticia a la familia, muy abatida. Eva Abad fue enterrada el sábado en Coslada, arropada por una multitud silenciosa y contenida.

"Venía a El Bronco siempre que podía, amaba este pueblo y estaba muy orgullosa de sus raíces extremeñas. Su pecado, tener que utilizar el transporte público para acudir al trabajo. ¿Por qué?", se preguntaba ayer un vecino de la pedanía en declaraciones a este diario.

MAS NOMBRES Extremadura tiene más víctimas en la lista negra del 11-M. El jueves, pocas horas después de las explosiones, llegaba la noticia de que Juan Alberto Alonso, un joven originario de Santiago de Alcántara, había fallecido en el Hospital de la Princesa a consecuencia de las heridas sufridas en el atentado. Estaba casado y era padre desde hace un año. Sus familiares se temieron lo peor nada más conocer el suceso, porque no contestaba al móvil. Ni siquiera pudieron llegar a tiempo al hospital.

El municipio cacereño, en el que el joven había pasado largas temporadas, celebró un pleno extraordinario y una concentración de duelo. Algunos vecinos se trasladaron a Alcorcón para acompañar a los familiares.

Por último, un sobrino político de la alcaldesa pedánea de Estación Arroyo-Malpartida, Eduardo Sanz Pérez, de 30 años, estrechamente ligado a esta localidad, también falleció en la barbarie cuando se dirigía a su trabajo como cocinero en un cuartel de Campamento, desde su domicilio en Azuqueca de Henares. Tras una larga búsqueda por los hospitales, el ADN confirmó su muerte a las cuatro de la madrugada del viernes. Eduardo no verá nacer a su segundo hijo.