Después de superar múltiples trabas, las familias de los fallecidos en el accidente del Yakovlev 42 en el 2003 en Turquía lograron ayer que el tribunal que juzga los errores en la identificación de 30 de los 62 cadáveres escuchase la versión de los forenses turcos que participaron en el proceso. Hasta ahora los tres militares españoles acusados, sobre todo el general de sanidad Vicente Navarro, habían desviado parte de la responsabilidad a las autoridades turcas. Sin embargo, dos forenses de este país aseguraron ayer que los acusados "insistieron" en llevarse los cadáveres "incluso sin identificar" porque tenían "prisa" por llegar al funeral que se celebró en Madrid dos días después de la tragedia.

VIDEOCONFERENCIA VETADA Los especialistas, Bülent Sam y mer Müslümanoglu, volaron el martes hasta España sufragados por los familiares, pese a que su declaración no había sido admitida. Finalmente el tribunal la aceptó tras comprobar que el Ministerio de Justicia turco no permitía que varios de sus compañeros sí citados testificaran por videoconferencia.

Los patólogos relataron que la inspección de los cadáveres se hizo entre el equipo turco y el español. Treinta y dos de ellos fueron identificados sin dificultades con la documentación que llevaban y los uniformes. Pero "fue imposible" reconocer al resto porque estaban "completamente carbonizados". "Por eso --aseguraron--, les dijimos a los acusados que solo se les podría identificar tomando muestras para realizar pruebas de ADN".

Sin embargo, Navarro les contestó que no podían esperar a que las familias se desplazaran hasta Turquía para cotejar estas pruebas puesto que tenían "prisa" para llegar al funeral. Según Sam, el general les aseguró que llevarían a cabo esta tarea en España. Pero al llegar a Madrid los acusados firmaron los certificados de defunción --se les juzga por la falsedad de estos documentos-- y se los entregaron a las familias. Las autoridades de Turquía sí que tomaron muestras que sirvieron, más de un año después, para que las familias pudiesen recuperar, una vez exhumados los restos, a su verdaderos parientes.

Los testigos aseguraron que el general Navarro, aunque estaba consciente, "olía a alcohol". Fuera de la sala, dijeron a los periodistas que vieron como se bebió una botella "grande" de vodka.

Precisamente ayer, el fiscal Fernando Burgos elevó a definitiva su petición de condena para Navarro de cinco años de cárcel por falsedad documental.