Decenas de miles de personas salieron ayer a las calles de Madrid para asistir al acto más agresivo del PP junto al Foro Ermua --convocante de la manifestación-- protagonizaron contra la política antiterrorista del Gobierno. Los gritos más coreados estuvieron dirigidos contra el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, que fue tildado de "asesino" y "criminal" y al que se acusó de preferir un pacto con ETA a la unidad entre los españoles.

Los convocantes se saltaron sus propias normas. En los días previos a la manifestación --que respondía al acto celebrado hace tres semanas por los sindicatos tras el atentado del 30 de diciembre contra la T-4 de Barajas que costó la vida a dos ecuatorianos-- aseguraron que la marcha no iría contra el Gobierno. Sin embargo, los lemas más coreados tuvieron como objetivo el Ejecutivo y su presidente. Para el secretario de Comunicación, Fernando Moraleda, la manifestación fue fundamentalmente un "acto contra el Gobierno".

LAS EXIGENCIAS Zapatero fue el centro de las críticas en los discursos pronunciados por Teresa Jiménez Becerril, hermana del concejal del PP, asesinado por ETA junto a su esposa el 30 de enero de 1998. La portavoz exigió a la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, que pidiera disculpas a su madre por decir el día anterior que el Gobierno no acudía a la manifestación porque estaba convocada "desde la mala fe".

También afirmó que este Gobierno "pasará a la historia" por haber sido el que "más ha despreciado a las víctimas del terrorismo" y exigió que los terroristas cumplan íntegramente sus condenas. En su intervención criticó al Gobierno y al presidente del PSOE, Manuel Chaves, por su postura ante la posible excarcelación del etarra Iñaki de Juana, en huelga de hambre. "Chaves dice que De Juana se va a convertir en un mártir, pero mártires fueron mi hermano y su mujer", apostilló.

Tras esta intervención, los ánimos se fueron caldeando. Le llegó el turno al presidente de la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT), José Alcaraz, que pronunció una encendida soflama. Tras advertir de que las víctimas han decidido no tomarse la justicia por su mano, instó a Zapatero que no negociar con ETA.

Además, al igual que el PP, le exigió que pida la ilegalización del Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK) por no haber condenado el atentado de Barajas y criticó al juez Baltasar Garzón por no actuar contra esa formación. El público abucheó al juez al igual que al fiscal general del Estado, Cándido Conde- Pumpido, cuando Alcaraz le acusó de "favorecer al entorno de ETA". También celebró la decisión de los jueces de la Audiencia Nacional de no excarcelar a De Juana y advirtió a los magistrados del Tribunal Supremo que si anulan la condena, las víctimas recibirían esa decisión "como una provocación sin precedentes".

Después le llegó el turno al presidente del Foro Ermua, Mikel Buesa, que reconoció que la manifestación era "un acto político". Asimismo, recriminó a Zapatero por haberse negado a "liderar la resistencia de la sociedad civil frente al terrorismo" y de preferir un "pacto con ETA" a la unidad de los españoles. Por ello, le reclamó que aplique la ley "sin atender a las conveniencias políticas" y aseguró que no habrá "justicia si los que han matado y amenazado quedan impunes".

FINAL DEL ACTO Buesa logró caldear aún más el ambiente cuando citó como "amigos" de Zapatero al lendakari Juan José Ibarretxe y al líder de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira.

Habían transcurrido tres horas desde el inicio de la marcha a la que acudió la plana mayor del PP. El himno de España cerró el acto en una vulneración de un decreto de octubre de 1997 aprobado cuando José María Aznar.

El decreto establece que la Marcha Real solo puede interpretarse en actos militares, de la Casa del Rey, del presidente del Gobierno, de homenaje a la bandera y de partidos de la selección española.