El presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, pudo ayer por fin ofrecer sus anunciadas explicaciones sobre los trajes que presuntamente le regaló la trama que dirigía Francisco Correa. Camps admitió ante José Flors, magistrado del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV), que encargó tres trajes al sastre José Tomás (que declara hoy), pero dijo que los pagó en efectivo y que su mujer es la que controla la economía familiar. También afirmó que la relación que mantiene con Alvaro Pérez, el Bigotes , el responsable de la rama valenciana de la red de Correa, es "estrictamente profesional".

Durante casi una hora, Camps contestó a las preguntas que le formularon el juez y la fiscala anticorrupción Concepción Sabadell. El magistrado le sometió a una batería de cuestiones sobre los trajes que supuestamente le regaló Pérez por un importe total de 12.783 euros, según el auto de inhibición del juez Baltasar Garzón, primer instructor del caso Gürtel .

EL CONTACTO El presidente valenciano explicó que en una reunión que celebró el PP en Valencia alguien comentó que conocía a una persona que les podía arreglar trajes confeccionados. Por ello, cuando viajó a Madrid se acercó a la tienda Milano, pero no se llevó ningún traje porque no le quedaban bien. Esta operación, según sus explicaciones, se repitió en dos ocasiones. Después, el sastre le envió a Valencia otros cuatro trajes que tampoco le gustaron.

La situación cambió cuando el sastre se marchó a trabajar a Forever Young. Tomás le llamó para comunicarle que ahora disponía de una sastrería mejor. En sus viajes a Madrid pasó por la tienda, donde le tomaron medidas. Más adelante, el sastre también se desplazó al hotel en el que se hospedaba para probarle las prendas. Esta vez --estamos en el 2007-- el trato cuajó y Camps compró tres trajes en efectivo porque no utiliza tarjetas de crédito para uso personal. Su mujer es la que se encarga de la economía doméstica.

El líder del PP valenciano también explicó que adquirió unos zapatos en el 2007, pero que tuvo que devolverlos porque se le rompieron. Por último, Camps adquirió una americana en el 2008 después de que Tomás le informara de que la tienda tenía buenas rebajas. En esta ocasión, el dirigente no llevaba dinero encima. Por ello, pidió a uno de sus escoltas que le prestara los 150 euros que costó la chaqueta.

Por contra, Camps negó que el sastre le regalara un esmoquin o un frac para ir a Nueva York o Roma, como afirmaba el juez Baltasar Garzón en su auto. Lo único que admitió es que el frac que vistió en una recepción en el Vaticano se lo prestó Tomás.

LA LLAMADA Las reiteradas llamadas efectuadas al teléfono móvil del sastre cuando este declaraba ante la policía las justificó del siguiente modo: él se había enterado de que un medio de comunicación iba a publicar que la trama de Correa le había pagado 30.000 euros en trajes y quiso pedirle explicaciones.

Respecto a su relación con Alvaro Pérez, el Bigotes , aseguró que le conoció en el 2002 porque le encargó un acto para el partido. Desde entonces, su relación con él se ha limitado a la organización de acontecimientos del PP en Valencia. También sostuvo que solo conoció que Orange Market, la empresa de el Bigotes , era una de las empresas adjudicatarias de la Generalitat a raíz del procedimiento judicial.

El magistrado hizo escuchar a Camps dos intervenciones telefónicas. En una de ellas, Alvaro dice: "Hola, presidente, muchas gracias". Camps explicó que es habitual que los ciudadanos le agradezcan que haya colocado al PP como primer partido en Valencia. También oyó la charla que el Bigotes mantuvo con su mujer en la que esta le decía: "Te has pasado 20 pueblos". Camps explicó que el Bigotes le había regalado un reloj muy caro, y a su hija, una pulsera, pero que su mujer se los devolvió.

Pérez negó ante el juez poco después que hubiese efectuado regalo alguno a funcionarios públicos como los cuatro imputados en esta trama. Y Rafael Betoret, exjefe de la Consejería de Turismo, el tercer imputado en declarar ayer en el TSJCV, admitió haber comprado al sastre unos siete trajes en las tiendas Milano y Forever Young por valor de 6.000 euros, pero aseguró que los había pagado a plazos.