En diciembre de 1998, apenas tres meses después de que ETA decretara la anterior tregua, el Gobierno de José María Aznar lanzó un guiño a la banda con el acercamiento a Euskadi de 21 presos que cumplían condena en cárceles de Ceuta, Melilla o Canarias. Uno de los beneficiados con la medida fue Iñaki De Juana Chaos, que en ese momento aún purgaba una pena por 25 asesinatos. Mariano Rajoy era ministro de Administraciones Públicas.

Aquel gesto contrasta con la virulencia con que el PP, con Rajoy a la cabeza, ha arremetido contra José Luis Rodríguez Zapatero por la petición de la Fiscalía para atenuar la prisión a De Juana Chaos. El etarra, en situación de extrema gravedad por una huelga de hambre, ya ha cumplido su condena y está en prisión provisional en espera de un juicio por amenazas en artículos periodísticos. El jueves pasado, la Audiencia Nacional decidió por 12 votos contra 4 que siga en la cárcel.

El Gobierno y el PSOE consideran que este y otros casos evidencian la "hipocresía" del PP en sus críticas al Gobierno por buscar un fin dialogado de la violencia. Las palabras pronunciadas por Aznar el viernes en San Sebastián, en las que acusó a Zapatero de mantener un proceso a "prueba de bombas", ha avivado todavía más la confrontación.