En vista de la sacudida que ha provocado en el PP con la reiteración de sus ambiciones, Alberto Ruiz-Gallardón optó ayer por hacerse el sorprendido. El alcalde de Madrid dice ahora sentirse "extrañado" por la reacción que han tenido algunos de sus compañeros al saber que quiere estar "cerca" de Mariano Rajoy para ayudarle a llegar a la Moncloa, cuando lleva haciendo declaraciones similares "desde hace dos años".

Pero Gallardón hizo trampa porque sus pretensiones no son, ni mucho menos, una sorpresa para la cúpula conservadora. Lo que molesta a dirigentes como Angel Acebes, Eduardo Zaplana y Rajoy es que insista cuando aún falta para que se confeccionen las listas al Congreso, que abone el terreno para que se hable de la sucesión del candidato a la presidencia y que pida "moderación", dando por hecho que es una carencia del PP.

Como aval, nada mejor que tirar de currículo. El primer edil recordó que méritos no le faltan y sacó a colación sus cuatro mayorías absolutas consecutivas en la comunidad y en el ayuntamiento. También, que su historia está "llena de síes" a "los diferentes presidentes". Una forma de dejar claro que él ya estaba allí cuando se fundó Alianza Popular "hace más de 30 años".

Aunque la cúpula de Génova se tensa con este tipo de debates --por otra parte recurrentes desde que Rajoy está al frente del PP--, las palabras de Gallardón provocaron reacciones. El responsable del PP en Andalucía, Javier Arenas, llamó a sus compañeros de filas a "hacer piña" en torno a Rajoy y manifestó su preocupación por el riesgo de fomentar polémicas "que solo favorecen al PSOE".

Exactamente por ese motivo, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, dedujo que algunos "correligionarios" de Rajoy son los que "menos confían" en su liderazgo. Para Rubalcaba, los conservadores piensan ya "qué va a pasar después de la derrota electoral del PP".

GRAND PRIX ELECTORAL Preguntado por si se siente ninguneado en el PP, como le ocurre al piloto asturiano Fernando Alonso en la escudería McLaren, Alberto Ruiz-Gallardón optó por hacer una finta y le dio la vuelta a los roles de políticos y pilotos. El primer edil dijo que no es él quien tiene que ser comparado con Alonso, sino Rajoy, quien, apostó, "remontará aunque la diferencia de puntos augure lo contrario".

Lo que el alcalde obvió, intencionadamente o no, es que la competencia entre Alonso y Lewis Hamilton se dirime en el mismo equipo. Igual que ocurre con la carrera por la sucesión en las filas conservadoras. Si Rajoy es Alonso, ¿quién se supone que es el Hamilton del PP? Otro factor que hace chirriar la analogía es el palmarés de los políticos y los pilotos. Gallardón ostenta sus cuatro mayorías absolutas. Rajoy todavía no ha ganado unas elecciones en las que él fuera el cabeza de lista.