Baltasar Garzón se despachó ayer a gusto en el alegato que presentó ante el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) contra su suspensión. En el escrito, el juez de la Audiencia Nacional carga contra el PP por querer expulsarlo de la carrera judicial con un campaña "cruel", "denigratoria" y a "las bravas", así como contra el diario El Mundo por apoyar la estrategia conservadora. Además, exige a tres vocales del CGPJ que se abstengan de decidir sobre su suspensión por "enemistad manifiesta". Al resto les pide que no cedan a las presiones "políticas y mediáticas" y que le dejen seguir en su puesto.

El magistrado incluso pone nombres y apellidos a las personas que "han determinado estrategias y desarrollado campañas de denigración" contra él. Garzón sitúa el inicio de esta maniobra en febrero del 2009, cuando salió a la luz el caso Gürtel . Desde entonces, añade, "responsables" del PP han impulsado una operación "de desprestigio, acoso y desautorización" de su labor "sin precedentes".

El juez sostiene que esas personas --recoge declaraciones de Federico Trillo y Esperanza Aguirre-- buscan "forzar la impunidad de las conductas delictivas" que él "osó investigar". Y reprocha a los populares que ahora le tachen de "partidista" cuando se deshicieron en "elogios" cuando investigó casos sobre el PSOE.

Garzón también analiza su situación en el Supremo y lamenta que la admisión de la primera de las tres querellas que el alto Tribunal tramita, la interpuesta por investigar los crímenes de la guerra civil, haya servido para "abrir una puerta" para que sigan "llegando querellantes".

El magistrado afirma que su continuidad en el puesto no causa daño a la Administración de justicia. Por contra, afirma que su suspensión "pertubaría de una forma extremadamente grave" a los jueces que tienen que resolver, por ejemplo, la legalidad o no de las grabaciones del caso Gürtel . Y recuerda al CGPJ que el fiscal apoya su continuidad y que se ha opuesto a la admisión de las tres querellas.

El juez pide al vicepresidente del CGPJ, Fernando de Rosa, y a las vocales Margarita Robles y Gemma Gallego que se abstengan de participar en el debate sobre su suspensión. A De Rosa lo acusa de ser amigo del presidente valenciano, Francisco Camps; a Robles, de promover su suspensión por las malas relaciones que tuvieron cuando ella estaba en Interior y él instruía el caso GAL ; y a Gallego, de odiarle por haber sido vapuleada por la Audiencia de Madrid cuando dio la vuelta a la investigación que él inició del caso bórico para sentar en el banquillo a los peritos que determinaron que no hay vínculos entre ETA y el 11-M.