Se puede decir más alto, pero no más claro. El juez de la Audiencia nacional Baltasar Garzón tildó ayer de "falso y absurdo" el debate suscitado por la ausencia de autores intelectuales en el 11-M. Además, advirtió de que, si se quiere buscar a algún inductor, deberá ser en el ámbito del terrorismo islamista: "La sentencia ha dejado claro que ETA no tuvo relación con la matanza, y mantener esa tesis solo beneficia a aquellos que quieren seguir desacreditando a la justicia y a las instituciones".

Este magistrado ha sido el único juez en el mundo que ha procesado a Osama Bin Laden, en el 2003, como inductor de los atentados del 11-S. También fue el primero que interrogó a José Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera , como inductor del atentado que costó la vida a 12 guardias civiles en la plaza de la Republica Dominicana, en julio de 1986.

LAS CARACTERISTICAS Garzón, en declaraciones a este diario, explica que la investigación contra el terrorismo internacional es compleja por la "falta de una estructura jerárquica". Para el juez, Al Qaeda "es un movimiento" que está unido por su ideología radical. "Son grupúsculos que no obedecen a un planteamiento piramidal, sino que operan autónomamente". Los terroristas islamistas no necesitan "una ideación" para atentar. Es decir, "no se sientan alrededor de una mesa camilla para organizar una acción". Y aclara que Al Qaeda se organiza en células "que hacen lo que les apetece".

Por ello, Garzón cree que los autores materiales del 11-M fueron también los inductores de la matanza: "Lo lógico es pensar que los suicidas de Leganés, Jamal Zugam y Otman el Gnaui fueron los encargados de planificar esa acción". Por tanto, sostiene que no hay que buscar más.

Además, este magistrado señala que el terrorismo islamista no se puede equiparar con la actividad de ETA, que sí funciona con una estructura jerárquica. Sin embargo, los jueces no se han visto obligados a perseguir a los inductores de los atentados por considerar que quienes han apretado el gatillo son los que han planificado y organizado la acción. Una de esas excepciones se dio con Josu Ternera, procesado como inductor del atentado contra la casa cuartel de Zaragoza en 1987 porque se constató que, cuando era el jefe de ETA, ordenó que se atacara a la Guardia Civil y se perpetraran atentados.

Además, Garzón reconoce que las posibilidades de imputar a un acusado por inducción de un atentado son limitadas. "Es necesario que las pruebas se obtengan antes de la comisión de la acción", aclara. Ese es uno de los argumentos que utiliza el tribunal para absolver a Rabei Osmán, el Egipcio, como inductor de la matanza de Madrid.