El juez Baltasar Garzón defendió ayer ante el magistrado del Tribunal Supremo Jorge Alberto Barreiros su decisión de autorizar la grabación de las conversaciones que mantuvieron en la cárcel los principales implicados del caso Gürtel con letrados por la necesidad de desentrañar un compleja trama de corrupción. El togado de la Audiencia aseguró que con su decisión no buscó lesionar el derecho de defensa sino impedir que el cerebro de la trama, Francisco Correa, recuperara el dinero que tenía escondido.

El juez citó sin problema las resoluciones que acordó en este caso, que saltó a la luz en febrero del 2009. Garzón desveló ante el Supremo que, según varios informes policiales, un grupo de abogados trabajaba a las órdenes de Correa y eran los encargados de controlar la estructura empresarial de esta red.