Igual que se enseña a resistir la tortura, se enseña a resistir el hecho de torturar. La idea es del psicoanalista Sergio Rodríguez, que cuenta en su largo currículum con largas conversaciones con militares represores de la dictadura argentina: "Un verdugo me dijo: ´Cuando maté al primero me oriné y me cagué encima; después ya no´". Su testimonio es uno de los cientos que se recogen en el libro El alma de los verdugos (RBA), donde el juez Baltasar Garzón, artífice del procesamiento del dictador chileno Augusto Pinochet, y el periodista de TVE Vicente Romero dibujan las dictaduras argentina y chilena con todas sus aristas.

Pero el trabajo se centra sobre todo en la figura del verdugo y pretende "aproximarse al modo de ser, de pensar y de sentir de los verdugos políticos". El libro recoge respuestas que quitan el aliento. Como la de Sergio Rodríguez tras conversar con muchos de ellos. "Mi sorpresa fue que no solo encontré psicópatas, sino también seres normales que, si no les hubiera tocado vivir esas circunstancias, probablemente habrían pasado por la vida sin joder a nadie". Página tras página, todos los protagonistas --víctimas supervivientes, familias de desaparecidos, represores y religiosos-- van aportando datos que ayudan a construir el perfil de los verdugos.