La gestora que pilota el PSOE desde la forzada salida de Pedro Sánchez teme que el enorme rechazo interno que suscita la decisión de abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy (tanto en las bases como en varios barones) provoque que la desobediencia se contagie en el seno del grupo parlamentario socialista, que cuenta con 84 diputados. Los siete representantes del PSC ya se dan por descontados, ya que el consejo nacional de este partido aprobará mantener el ‘no’ al PP, pero la dirección socialista cree que el desacato se extienda más allá de los nombres conocidos (Susana Sumelzo, Margarita Robles, Odón Elorza y el propio Sánchez, entre otros) hasta alcanzar a casi una veintena de escaños.

El presidente de la gestora, Javier Fernández, ha traslado este martes al Rey, dentro de la ronda de audiencias que se celebra en la Zarzuela, que todo el grupo socialista se abstendrá “sin matizaciones”. Poco después, el también presidente de Asturias ha intentado bajar la tensión interna, evitando hablar del posible paso de los diputados díscolos al grupo mixto a consecuencia de mantener el rechazo a Rajoy, en contra de lo aprobado el pasado domingo por el comité federal del PSOE.

“La gestora no está planteando ninguna acción en el caso de que se produzca la desobediencia. Lo que toca es persuadirlos para que no tomen esa decisión. Ojalá no tengamos que tomar ninguna acción. No estamos pensando en expulsiones. No hagamos futuribles”, ha señalado Fernández.

EL LIDERAZGO DE LA OPOSICIÓN

Pero el temor existe. Aun así, la expulsión no se encuentra entre los planes inmediatos de la gestora, según explican fuentes del organismo, por los efectos traumáticos que tendría y porque si la desobediencia se extiende a 14 o más diputados (incluyendo los siete del PSC), el PSOE se quedaría con menos representación que Podemos y sus satélites, perdiendo así el liderazgo de la oposición, un rol que el partido morado ya se arroga tras la anunciada abstención de los socialistas. “Creo que lo que hará Podemos es tomar la calle, mientras que nosotros lideraremos la oposición”, ha defendido Fernández, dejando claro que facilitar la continuidad de Rajoy no significa proporcionar estabilidad al Ejecutivo apoyando los Presupuestos y otras leyes. “Hay otros lugares políticos donde el Gobierno puede buscar esa estabilidad”, ha señalado el presidente de la gestora, desplegando una tesis que el PSOE aplicaba hasta hace solo unas semanas a la investidura que ha acabado por facilitar.

La gestora distingue entre los socialistas catalanes y su “posición orgánica”, debido a los efectos que puede tener en Cataluña la abstención con Rajoy, y el resto de presuntos desobedientes. En el primer caso se plantea cambiar la relación con el PSC, para que este partido deje de tener voto en los congresos, comités federales y ejecutivas del PSOE. El segundo grupo es distinto, porque es una decisión a título individual. En una investidura, no cabe el voto “en conciencia” que recoge el artículo 35 del reglamento del grupo socialista, porque esta cláusula, según fuentes cercanas a Fernández, debe aplicarse solo a materias como, por ejemplo, “al aborto y la eutanasia”.

Dentro de este colectivo de díscolos del PSOE, la gestora también diferencia entre aquellos parlamentarios que tienen carnet del partido y otros que fueron “fichajes” de Sánchez y son independientes. En este grupo se encontrarían Margarita Robles y Zaída Cantera.

Varios de los diputados socialistas, mientras tanto, han explicado a este diario que sopesarían acudir a los tribunales si se produjera la expulsión. Su argumentación jurídica se basa en que la gestora no aparece regulada en los estatutos del PSOE. En este sentido, consideran que Fernández se está “extralimitando” en sus acciones. Por ejemplo, en la convocatoria del comité federal que aprobó la abstención. Pero estas fuentes esperan que la tensión no derive en choque frontal.