El exalcade de Marbella, Jesús Gil, y su sucesor, Julián Muñoz, optaron ayer por callar sus vergüenzas ante el fiscal de la Audiencia de Málaga y, en virtud de un pacto previo entre sus abogados, atribuyeron a un "calentón emocional" y al "deseo de herir al contrario" las graves acusaciones que se cruzaron en el programa Salsa rosa de Telecinco, el objeto de las diligencias. Aunque ambos siguen imputados por malversación, prevaricación, tráfico de influencias y delito contra la ordenación del territorio, el fiscal centrará ahora la investigación en averiguar si hubo sobornos entre los partidarios y detractores de la moción de censura contra Muñoz, que se votará el día 13.

GARCIA MARCOS, LA PRIMERA

La fiscalía tiene previsto llamar a declarar en primer lugar a la exportavoz socialista Isabel García Marcos, una de las promotoras del pacto contra el alcalde, que a día de ayer apoyaban tres concejales del PSOE expulsados del partido, tres del PA que mantienen cierta ambigüedad y ocho fieles a Jesús Gil. García Marcos aprovechó la atención mediática hacia las comparecencias de Gil y Muñoz para dejarse ver y reiterar que el alcalde le ofreció "un cheque en blanco" a cambio de apoyo. Muñoz le dijo al fiscal que era "rotundamente falso" este ofrecimiento y que tenía como testigos a sus concejales afines.

Delante del fiscal, Gil y Muñoz se remitieron a sus declaraciones ante el juez en los procesos ya abiertos, como el del caso Belmonsa o el de la estatua rusa , y manifestaron que los graves delitos de los que se acusaron en Salsa rosa eran sólo "rumores que circulan por el pueblo", de los que no tenían prueba alguna.

Gil insistió en que Muñoz llegó a su partido "sin un duro" y pidió al fiscal que hiciera constar que en 1991, el ahora adinerado alcalde le pidió un préstamo para costear los estudios de una de sus hijas. También reconoció que entre 1991 y 1995 controló la cartera de urbanismo, "porque las arcas municipales --precisó-- estaban vacías", pero que luego se desvinculó y dejó trabajar "a técnicos y juristas".

DEDICATORIA

Muñoz no abrió la boca ante la prensa. Gil sólo dijo: "Dedico mi declaración a José Luis Sierra". Era su respuesta al que fue su abogado e ideólogo durante 20 años, ahora letrado de Muñoz en asuntos urbanísticos, quien ha asegurado que en el ayuntamiento hay papeles que pueden incriminar a Gil y que ésa es la causa de la crisis de Marbella.