A la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega le traicionó ayer el subconsciente. Cuando en nombre del Gobierno ofrecía diálogo y abogaba por forjar el máximo consenso en torno al Estatuto catalán, De la Vega definió ayer como una "fotografía perfecta" la que el Congreso proyectó el miércoles: la "absoluta soledad del PP" frente a "la inmensa mayoría de los catalanes y los españoles". Lo que no impidió que repitiera que el Gobierno tiene "la mano tendida" para alcanzar acuerdos con el PP.

Aún es muy largo el trecho negociador por recorrer, pero el Gobierno estima que la admisión a trámite del texto, con la única y radical oposición del PP, le permitirá neutralizar la estrategia de desgaste del partido de Rajoy.

En la reunión del Consejo de Ministros, Zapatero hizo un breve balance del debate sobre el Estatuto. Lo hizo para abundar en la soledad del PP y para concluir que las instituciones españolas "son maduras y sólidas".

La vicepresidenta primera garantizó que, al tramitar la Carta catalana, "el voto del grupo socialista será impecablemente constitucional". Lo hizo tras subrayar la "normalidad democrática" con que se inauguró la singladura parlamentaria del Estatuto. Y que, garantizó, imperará durante todo el proceso negociador.