Hasta el momento, CiU y PNV han dado más muestras de ser partidos de Estado que el PP, que ha aparecido más preocupado por sus expectativas electorales que por dar solución a la crisis económica. Esa es la reflexión que hacen los miembros del Gobierno y que les lleva, una vez que la izquierda y los populares han anunciado su rechazo al plan de recorte del déficit, a confiar de nuevo en que serán los nacionalistas catalanes y vascos --a los que podría unirse Coalición Canaria-- los que les ayudarán a sacar adelante el tijeretazo en el Congreso. Puede que no con su voto favorable, pero sí con su simple abstención.

No obstante, el Ejecutivo y el portavoz del grupo parlamentario socialista, José Antonio Alonso, llevan ya días haciendo encaje de bolillos para lograr ese apoyo de CiU y PNV el próximo jueves, día en que el Gobierno quiere que se convalide el plan urgente de austeridad. Los socialistas buscan el voto favorable de esos grupos, pero no será fácil conseguirlo, porque ambos partidos se han sumado a la crítica a las medidas, especialmente a la congelación de las pensiones.

OTORGAR CREDIBILIDAD De hecho, durante toda la semana se barajó la posibilidad de que esta medida quedara fuera del decreto que aprobó el Consejo de Ministros el jueves, con el argumento de que ello podría facilitar el apoyo de esos grupos al paquete de recortes y dado que dicha congelación no entrará en vigor hasta el año próximo, y podría regularse en los presupuestos del Estado para el 2011.

Pero el propio presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, explicó la semana pasada a los dirigentes de su partido que la UE le exigía que el plan de austeridad afectara a los sueldos de los funcionarios y a las pensiones para otorgar credibilidad a los recortes y, además, parecía poco serio --cara a los mercados y a la propia UE-- anunciar solemnemente esas nueve medidas en el Parlamento y después retirar una de las más significativas por presiones políticas o sindicales. Este hecho se habría sumado a la imagen de inconsistencia transmitida con las contradicciones de los miembros del Gobierno sobre la subida de impuestos "a los que más tienen".

RESPONSABILIDAD Pese a las reticencias de los nacionalistas al tijeretazo, el portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida, ya adelantó el martes que su grupo quizá se abstenga, alegando su sentido de la responsabilidad. También el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, recordó que su partido siempre actúa con responsabilidad, aunque anunció que antes de decidir el sentido de su voto estudiarán en profundidad el decreto.

En cualquier caso, estos dos partidos nacionalistas representan la única esperanza del Gobierno, dada la actitud del PP que, al contrario de lo que está haciendo la oposición en el resto de los países europeos, lejos de arrimar el hombro para resolver la grave crisis económica quiere --según los socialistas-- aprovechar la situación en su propio beneficio electoral. De hecho, el Gobierno y el PSOE acusan al PP de "insolidaridad y antipatriotismo" porque parece que solo le importan sus expectativas electorales y no le preocupa el bien de España.

Los socialistas no entienden cómo los populares se oponen a un recorte del déficit que le venían pidiendo a Zapatero y que además es el que están adoptando todos los gobiernos conservadores de Europa. Varios dirigentes del PSOE consideran incluso que los correligionarios europeos de Mariano Rajoy deberían llamarle para pedirle un cambio de actitud. Con todo, en medios políticos no se descarta la posibilidad de que finalmente el PP se vea forzado a abstenerse en la votación del jueves.