El Gobierno no disimuló ayer el malestar provocado por las advertencias lanzadas el día anterior por el presidente catalán, José Montilla, alertando de la creciente "desafección" de Cataluña con el resto de España. Lejos de compartir el diagnóstico del president, el Gobierno optó por resaltar los esfuerzos titánicos destinados a intentar recuperar la confianza de los ciudadanos, mermada por el caos ferroviario. La vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, aseguró que "la sociedad catalana, que es dinámica, abierta, innovadora y con capacidad de liderazgo en España y en el mundo, tiene por parte del Gobierno toda la atención que tiene que tener".

De la Vega, interlocutora habitual de Montilla, sobre todo en estas últimas semanas, "garantizó" que el Ejecutivo "ha dado y continuará dando" respuesta a las expectativas de los catalanes.