El Gobierno y la Generalitat han sellado hoy un pacto para iniciar en mayo las obras de prolongación del llamado "minitrasvase" del Ebro a Tarragona, con el fin de aportar unos 50 hm3 de agua al área de Barcelona procedente de los "excedentes" de los regantes del delta. Así lo han anunciado la ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa, y el conseller catalán del ramo, Francesc Baltasar, que han destacado que se trata de una medida "provisional" y de "emergencia" que no "restará ni una gota más de agua del río" ni afectará a su caudal.

Los responsables de Medio Ambiente del Gobierno y la Generalitat, que han rechazado que se pueda denominar "trasvase" a esta actuación, han explicado también que la tubería que conectará el agua del Ebro con el sistema Ter-Llobregat tendrá unos 62 kilómetros, transcurrirá, de manera subterránea en su mayor parte, junto a la autopista AP-7, y que el coste de la obra será de alrededor de 180 millones de euros. El acuerdo incluye además la inversión de 24 millones de euros destinados a acelerar un plan de mejora de los regadíos de la zona del Delta del Ebro, lo que debe de ayudar a aprovechar al máximo los excedentes de aguas de los regantes de Tarragona.

Espinosa se ha reunido por espacio de dos horas y media con el presidente catalán, José Montilla, y con Baltasar en el Palau de la Generalitat, y ha indicado en la rueda de prensa posterior que la obra no registrará ningún impacto ambiental y que sólo podrá ser utilizada otra vez en un nuevo caso de extrema sequía, a través de la autorización de un real decreto ley.