El Gobierno ha negado este miércoles cualquier repunte de los actos violentos de extrema derecha. Al contrario. Frente a las protestas de corte fascista que se han llevado a cabo en los últimos meses al calor de la crisis territorial (en Valencia, Zaragoza, Madrid y Barcelona, entre otras localidades), el Ejecutivo ha sostenido que este tipo de comportamientos está descendiendo, un fenómeno que, según esta versión, contrasta con el “radicalismo” de ultraizquierda.

“No es verdad que los actos de extrema derecha se hayan incrementado”, ha dicho el ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, durante la sesión de control en el Congreso de los Diputados. Según los “datos oficiales” que ha trasladado, la violencia de extrema derecha ha bajado en lo que llevamos del 2017 frente al mismo periodo del año anterior. Los nuevos grupos ultraderechistas detectados por Interior en el primer semestre del 2017, ha continuado Zoido, son tres. Los de extrema izquierda, en cambio, seis. “Tolerancia cero contra la radicalidad, venga de donde venga”, ha señalado el ministro, reduciendo las agresiones de los últimos tiempos a simples “hechos puntuales”.

Contra la “indiferencia”

El PSOE difiere por completo de esta visión. “Es evidente que la ultraderecha se ha envalentonado y el Gobierno se limita a las acciones policiales. ¿Es esa su única respuesta? ¿Tiene el Gobierno algún plan para atajar esta amenaza a la convivencia?”, ha preguntado el diputado Artemi Rallo. A juicio del parlamentario socialista, el Ejecutivo ha optado por un “perfil bajo” ante el “fascismo”, evitando “alzar la voz” y cayendo, incluso, en la “indiferencia” y la “neutralidad”.

“Al Gobierno le preocupa enormemente las actitudes violentas, tanto si vienen de la extrema izquierda como la extrema derecha. A usted solo parece preocuparle la de extrema derecha”, ha insistido Zoido.