José Luis Rodríguez Zapatero aseguró ayer en Vigo que el Gobierno que preside "escucha con respeto" a todas las personas que se manifestaron el sábado en Madrid contra su predisposición a dialogar con ETA en el caso de que ésta abandone las armas. El jefe del Ejecutivo trazó una clara línea divisoria entre la actitud del anterior Gabinete de José María Aznar y el suyo, y resaltó que desde que el PSOE ocupa el poder "ya nadie insulta a los manifestantes", ni "llama líderes de pancarta" a los dirigentes políticos que los acompañan.

La marcha convocada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) contó con una gran presencia de dirigentes populares. No faltaron ni su presidente, Mariano Rajoy, ni tampoco su antecesor, Aznar, tras las pancartas que acompañaron a los miles de críticos con la actual política antiterrorista.

Zapatero, que ayer arropó al candidato socialista a la Xunta, Emilio Pérez Touriño, en un mitin, no se olvidó de sacar a colación este hecho, para intentar transmitir que él encara las críticas con otro talante muy distinto. Dijo que, al igual que escucha a los que discrepan de él en la calle, también lo hace cuando el PP le critica en el Parlamento. Los "insultos" de la época de Aznar, señaló, "ya son historia".

El "cambio de modos", defendió, incluye también a los medios de comunicación públicos, "que ya no ofenden a los telespectadores y no ocultan lo que ocurre en la calle". Como estaba en Galicia, rememoró la catástrofe del Prestige, ocurrida cuando Aznar habitaba en la Moncloa, y también las manifestaciones contra la guerra de Irak. "Recordad", dijo a sus seguidores, "que entonces no os respetaron".

CRITICA También el ministro de Defensa, José Bono, se encontraba haciendo ayer campaña en Galicia, en este caso en el Norte, en Ferrol. Bono fue menos condescendiente con el PP. "Yo estoy siempre con las víctimas", aseguró, pero a renglón seguido criticó que Aznar hubiera participado en la movilización, olvidando que "cuando era jefe del Gobierno negoció" con ETA.

El mismo hilo argumental utilizó el portavoz y coordinador de la ejecutiva del PSE, Rodolfo Ares, que en Bilbao acusó directamente al partido de Rajoy de "instrumentalizar" a las víctimas del terrorismo para "hacer política y atacar al Gobierno".

El diputado de ERC en Madrid Joan Puig situó al PP detrás de los organizadores de la marcha. "Fue una convocatoria que hizo el PP descaradamente para presionar al resto de partidos", dijo a cuenta de la resolución aprobada por mayoría en la Cámara baja sobre un eventual diálogo con ETA si renuncia a la violencia.

El coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, interpretó la manifestación como "una demostración de fuerza de la derecha" que se ocultaba "detrás de las víctimas para no salir a pecho descubierto a la calle".

El diputado del PSOE en el Congreso, y víctima de ETA, Eduardo Madina declaró que la "verdadera traición a las víctimas de ETA sería no jugársela para buscar la paz".