El desasosiego que ha generado en las filas socialistas la grave erosión de las expectativas electorales del PSOE y, especialmente, la caída de la popularidad del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se ha agravado en los últimos meses con el runrún de que este no repetirá como candidato en las próximas elecciones. Nadie lo sabe a ciencia cierta y en el entorno de Zapatero se insiste en que "ni él mismo lo tiene decidido", pero tanto en el Ejecutivo como en la dirección del partido cada vez son más los que opinan que "el poszapaterismo es Zapatero"; es decir, que seguirá. Pese a ello, el rumor de que el PSOE tendrá que cambiar de candidato se ha extendido como la pólvora por los mentideros madrileños y desde ahí ha alcanzado a las federaciones socialistas.

ATRAPADO La resistencia de Zapatero a despejar ahora la incógnita de si se presentará o no a las elecciones, alegando que no es el momento de hablar de esa cuestión, sirve de argumento a aquellos que aseguran que no lo hará. Pero personas próximas al presidente afirman que él siempre ha marcado los tiempos y que a año y medio de la convocatoria de los comicios no tiene ningún sentido decir si continuará o no. "Zapatero despejará la duda en el primer semestre del 2011", afirma a este diario un miembro del Gobierno. "Seguramente --añade-- esperará a que pasen las elecciones municipales y autonómicas para no interferir en la campaña, porque no tiene sentido complicar aún más las cosas a los líderes territoriales centrando la atención en sí mismo, lo que ocurriría tanto si dice que seguirá de candidato como si dice lo contrario".

Quienes piensan que Zapatero volverá a ser cabeza de lista del PSOE en el 2012 argumentan que, quiera o no, está atrapado, porque si no hay recuperación económica y, por tanto, las encuestas siguen vaticinando una amplia victoria del PP, a su líder no le quedará más remedio que presentarse porque no podrá abandonar el barco en medio del temporal ni pasarle "el marrón" a otro. Pero sostienen también que si la situación mejora, la crisis económica se va superando y los ciudadanos valoran el acierto de las decisiones del Gobierno, lo lógico es que sea el presidente quien recoja los réditos de ese esfuerzo después de una legislatura tan dura. Algunos incluso se preguntan si existe el político capaz de rechazar la posibilidad de ser reelegido por tercera vez "después de soportar la que está cayendo". Si se dieran esas circunstancias, los socialistas consideran posible volver a ganar porque podrían movilizar a su electorado, ahora recluido en la abstención, y porque curiosamente los sondeos reflejan que el candidato del PP, Mariano Rajoy, cuenta aún con menos apoyo popular que el desgastado presidente.

DESCALABRO De hecho, sociólogos y expertos demoscópicos consultados por este diario cuando a principios de año empezó a hacerse patente el descalabro de la popularidad de Zapatero señalaban que la única posibilidad que tenía el líder socialista de recuperar la credibilidad era "reinventarse". "Tiene que cambiar, transformarse", decían. Había quien pensaba que esa reinvención era imposible por el carácter del presidente, pero ahora admiten que los hechos están demostrando que, sin cambiar su manera de ser, Zapatero está adoptando las medidas de ajuste y las grandes reformas estructurales necesarias para hacer frente a la crisis, aunque estas sean impopulares e incluso hayan desembocado en una convocatoria de huelga general, que él siempre quiso evitar.

Esa transformación se visualizó con el anuncio del decreto del tijeretazo en mayo, pero el propio presidente la verbalizó durante el debate del estado de la nación, en julio, cuando aseguró que pensaba tomar las medidas necesarias para sacar a España de la crisis y agregó: "Me cueste lo que me cueste". La pasada semana se reafirmó en esta posición en el encuentro que mantuvo con los grandes inversores de Wall Street. Destacados dirigentes del PSOE creen que desde que Zapatero se vio obligado por la situación económica a adoptar medidas impopulares y a abandonar esa actitud zen que le llevaba a rehuir los conflictos sociales "se le ve más seguro y más fuerte que nunca".

BLANCO Y RUBALCABA El problema ahora --más allá de si la situación económica mejora-- está en el seno del PSOE, un partido con tendencia ciclotímica que ha entrado en una fase de incertidumbre que está llevando a algunos dirigentes a moverse con nerviosismo, preocupados por tomar posiciones para el supuesto de que Zapatero no siga y haya que abrir el proceso sucesorio. Unos y otros vigilan por el rabillo del ojo los movimientos de sus compañeros. De ahí, algunos posicionamientos que se están produciendo en el proceso de primarias de Madrid, no tanto frente a Zapatero, como se pensó en un principio, como frente al vicesecretario general del PSOE y ministro de Fomento, José Blanco, y al ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, a quienes algunos miran con desconfianza porque los consideran depositarios de las claves del poszapaterismo.

Por eso, si Tomás Gómez ganara el próximo domingo las primarias de Madrid, las lecturas irían más allá de la simple conclusión de una merma de la autoridad de Zapatero en el partido. De hecho, Zapatero ya ha dejado claro que quien gane, sea Gómez o Trinidad Jiménez, será su candidato.