Elena Salgado, vicepresidenta económica, y José Manuel Campa, su secretario de Estado, salen hoy de viaje por las capitales financieras europeas en un intento de frenar la especulación desatada sobre las finanzas públicas españolas que también amenaza con violencia a las entidades --españolas en su mayoría-- tenedoras de la deuda soberana del país.

El Tesoro español tiene previsto emitir este año deuda por valor de 211.500 millones de euros, una parte para refinanciar vencimientos de emisiones anteriores y otra para atender las nuevas necesidades de recursos del Estado en plena crisis. De seguir con revalorizaciones de hasta casi cien puntos básicos sobre el bono alemán en el caso de la deuda a 10 años, y de tener que subir el tipo de interés en medio punto para los de tres años, como pasó el jueves de la semana pasada, las finanzas se harán imposibles. No solo por la factura actual, sino porque se abre la puerta a una espiral sin fondo.

El mundo financiero sabe que España no hará bancarrota, como tampoco ocurrirá en Grecia, pero trata de obtener unas ganancias rápidas y fáciles. La cumbre de los países de la UE para estudiar la evolución de la crisis el próximo jueves está relacionada con el mismo problema. De ahí que Salgado se reúna con representantes del Financial Times, mientras Campa se encuentra con analistas.

Se trata de explicar la situación de las finanzas españolas y los planes de futuro, las reformas en marcha --en línea con las recomendaciones de la OCDE, que ha felicitado a España por su iniciativa con las pensiones-- al FMI, también comprensivo, y la Comisión Europea. También podrán explicar la negociación de reforma laboral en marcha y las buenas perspectivas que está generando en apenas unas horas desde su inicio.

Hoy lunes se verá si los mercados se calman, como parecía que ocurría el viernes, o siguen con los nervios de días anteriores. Incluso los gestores españoles de fondos, influidos por la presión, recomiendan no invertir en valores locales, a la espera de que bajen más de precio.