El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, utilizó ayer el debate de los Presupuestos generales del Estado del 2004 para promocionar al candidato del PP a suceder a José María Aznar en la Moncloa, Mariano Rajoy. La sesión parlamentaria cobró así un marcado carácter electoralista, al centrarse en la polémica entre el Gobierno del PP y la oposición socialista sobre quién gestionará esas cuentas tras los comicios generales de marzo próximo.

Montoro llegó a calificar las cuentas del 2004 como "presupuesto bisagra" que "unirá" dos etapas de los Gobiernos del PP: los de Aznar y el de Rajoy si gana las elecciones del año próximo. Y arrancó los aplausos de su grupo al citar a Aznar y al vicepresidente Rodrigo Rato, pero no lo consiguió con Rajoy.

Montoro empleó una hora en hacer balance de ocho años de política económica del PP y sólo 15 minutos en explicar las cuentas del 2004, que definió como "viables, transparentes y creíbles". Los objetivos para el 2004 son idénticos a los años anteriores: convergencia con la UE, déficit cero y pleno empleo.

PROBLEMAS REALES

El líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, tildó los Presupuestos de "mediocres y autocomplacientes", propios de una política "agotada". Tras denunciar que no atajan "problemas reales como la burbuja inmobiliaria " o la subida de los precios, sostuvo que su alternativa económica tiene "más músculo y garantías de futuro". Montoro, a pesar de que reprochó a Zapatero no presentar alternativas, se vio en la obligación de comparar su cuadro macroeconómico con las propuestas socialistas. Su conclusión fue que con el PSOE la economía crecería menos y se crearía la mitad de empleo.

El líder del PSOE, inspirado por su asesor Miguel Sebastián, puso énfasis en que las cuentas públicas no resuelven el problema de la baja productividad que aqueja a la economía española. Ante ese planteamiento, que tradicionalmente forma parte del discurso de la derecha --la izquierda suele denunciar el escaso gasto social--, Montoro intentó darle una pasada progresista a Zapatero. "Usted apuesta por la productividad frente a la creación de empleo, que es el principal problema de la economía", dijo.

LAS PROPUESTAS

Tras denunciar que las cuentas del Estado no incluyen "ni una sola medida" en apoyo del trabajo estable, el líder del PSOE apuntó otras carencias del Presupuesto, a las que fue añadiendo las propuestas que desarrollará en la próxima campaña: frente al Gobierno que "sólo apuesta por el AVE", el PSOE destinará más del 10% a inversiones en infraestructuras; para acabar con la "precariedad laboral" que afecta al 30% de la población activa, revisará los incentivos a las empresas para la creación de empleo; aumentará en un 10% el presupuesto para educación al que el Gobierno sólo destina un 1%; y mejorará los servicios públicos.

RETO AL SUCESOR DE AZNAR

Zapatero utilizó las despectivas alusiones que le lanzó hace un año Aznar para retar a Rajoy a subir a la tribuna y participar en el debate sobre los Presupuestos. De ahí que recomendara a Montoro que dé clases al candidato del PP para que "supere su timidez". "Un líder que se precie debe debatir sobre Presupuestos y también sobre política internacional", agregó. Montoro le contestó con un augurio: Zapatero no será ni líder, ni portavoz del PSOE en el debate de los Presupuestos del 2005, el año próximo. "Parece usted" --le dijo el ministro al socialista-- "un boxeador que se pasea por el ring sin reflejos preguntándose quién es y a dónde va".

El año pasado, ante la sesión parlamentaria sobre las cuentas del 2003, Zapatero permaneció impasible cuando el PP le acusó de eludir el debate. "No haga usted como los malos toreros, que dan espantadas abroncando al público", le espetó entonces Aznar. Pero, llegado el día, el líder del PSOE descolocó al PP al protagonizar por sorpresa el debate.