Al Ejecutivo vasco no solo no le intimida el rechazo del Gobierno a la consulta planteada por el lendakari, Juan José Ibarretxe, sino que interpreta que es el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, el que, con su actitud, ha obligado al tripartito a dejar en manos de los ciudadanos el "desbloqueo" del problema vasco. La censura de Zapatero a las intenciones de Ibarretxe fue interpretada ayer por el tripartito como un "terrible mensaje", porque parece que el presidente esté dispuesto a negociar con ETA el derecho a decidir, pero no con las instituciones vascas.

Lo dijo el consejero de Justicia, Joseba Azkarraga (EA), mientras el también miembro del consejo político del Gobierno, Javier Madrazo (EB), se preguntaba qué condena exigió Zapatero a ETA para sentarse a negociar o cuál fue la condena que el socialista Patxi López reclamó a Arnaldo Otegi para sentarse con él en agosto del 2006. Estas alusiones desvelan que el Gobierno vasco pretende desmontar la imagen de un presidente dispuesto al diálogo. De hecho, tanto Azkarraga como Madrazo reprocharon ayer a los socialistas su "intolerancia", su interés por "imponer" sus propias decisiones y su falta de voluntad para dar una solución al "conflicto" político.

Las acusaciones al PSOE y a la "errónea" decisión de recurrir la ley, si se aprueba, se mezclaron con una encendida defensa de la "legalidad" y de la "legitimidad" de la consulta minutos después de entregar en la Cámara el proyecto de ley que la regula. En un acto protocolario y solemne, los portavoces del tripartito (PNV, EA, EB) y también Aralar escenificaron el respaldo a la propuesta del Gobierno recibiendo en la Cámara a Ibarretxe, Azkarraga y Madrazo.

El lendakari entregó en mano a la presidenta, Izaskun Bilbao (PNV), un ejemplar (en papel y soporte informático) del proyecto que recoge las dos preguntas que se pretenden someter a la opinión ciudadana el 25 de octubre y la disposición que regula cómo se hará la consulta.

En la exposición de motivos se defiende que, al tratarse de una consulta no vinculante, será innecesario pedir autorización previa al Gobierno central para convocarla. El proyecto de ley incorpora un calendario que sitúa el punto de partida en el 15 de septiembre, porque esa es la fecha en la que se daría por convocada la consulta si lo aprueba el Parlamento vasco el 27 de junio. El éxito de la iniciativa está en manos de EHAK, que es el único grupo de la oposición que no ha rechazado la ley, pero que no desvelará el sentido de su voto hasta el último momento. Su portavoz, Nekane Erauskin, afirmó que, cuando llegue el día, valorarán "el contexto", y que actuarán con "responsabilidad".

En una intervención muy crítica con el PNV y el lendakari, al que acusaron de presentar un "trágala", confirmaron que sus discrepancias con la actuación de Ibarretxe no presupone su voto final. Ni siquiera valoraron que en las dos preguntas no se incluya una condena explícita a ETA. "Lo estamos analizando y ya veremos los pasos", dijo. La ambigüedad de las preguntas sobre el final dialogado de la violencia y el acuerdo entre partidos sobre el derecho a decidir facilita a EHAK la posibilidad de administrar el voto como lo hizo Batasuna, en el 2004, con el plan Ibarretxe . Los aberzales dividieron su voto y otorgaron al Gobierno los tres votos necesarios para que el texto saliera aprobado.

Por otra parte, el vicepresidente del Gobierno catalán, Josep Lluís Carod-Rovira, equiparó el Estatut con la consulta del lendakari. Tras reunirse en Vitoria con Ibarretxe, Carod afirmó que si el Constitucional frena ambas iniciativas, la credibilidad del Estado autonómico quedará "definitivamente tocada".