El rey Juan Carlos decidió, esta vez voluntariamente, ser de nuevo el protagonista, y para ello nada mejor que acabar un año complicado para la monarquía española con un golpe de efecto: una visita sorpresa a las tropas destacadas en Afganistán. El Rey, acompañado del ministro de Defensa, José Antonio Alonso, y del jefe del Estado Mayor de la Defensa, Félix Sanz Roldán, llegó el lunes a la base de Herat y permaneció allí cinco horas para después desplazarse a Kuwait, donde recibió el año nuevo con uvas y cava.

El Monarca quería visitar a las tropas españolas en Afganistán solo unos días antes de la celebración de la Pascua Militar (el 6 de enero), y de su 70 cumpleaños (este próximo sábado). Esta es la tercera visita del Monarca a las tropas españolas destacadas en el exterior. En enero de 1998 pasó su aniversario visitando a los soldados de Bosnia, y en mayo del 2002 escogió Kosovo para celebrar allí el Día de las Fuerzas Armadas, una conmemoración que por primer vez tuvo lugar fuera de España.

AGRADECIMIENTO En esta ocasión, el Monarca reconoció la labor que realizan los cerca de 700 militares españoles que, bajo el mando de la OTAN, participan en la misión de estabilización y reconstrucción de Afganistán. "Traigo el encargo de toda mi familia de felicitaros, daros las gracias y la enhorabuena", les trasladó antes del tradicional brindis por España.

Durante su breve recorrido por la base, el Rey recibió la llamada del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con quien llevaban semanas preparando este viaje. Pero el momento más emotivo se produjo cuando el jefe del Estado presidió la ceremonia de homenaje a los militares que han perdido la vida en esta misión, la que más bajas acumula de todas las desplegadas en el extranjero.

Desde que en el 2002 llegaron a Afganistán los primeros efectivos españoles se han producido un total de 86 bajas. Entre ellas, las 62 víctimas del avión Yak-42 que se estrelló en mayo del 2003 en Trebisonda (Turquía), los 17 militares que el mismo año sufrieron un accidente de helicóptero en Afganistán y otros siete soldados que han perdido la vida a causa de atentados terroristas o en accidentes.

De regreso a España, el Rey y el resto de delegación hicieron escala en Kuwait y allí celebraron la llegada del nuevo año al ritmo de las campanadas que, con una bandeja y un cucharón de plata, improvisó el encargado de negocios de la embajada, Gonzalo de Ojeda.