Felipe González se situó ayer de forma inequívoca en primera fila del respaldo a la política antiterrorista de José Luis Rodríguez Zapatero y, además, acusó al PP de no cumplir con la "obligación democrática y moral" de apoyar al Gobierno "incluso cuando se equivoca".

El expresidente aprovechó el homenaje del PSE al que fuera su líder en Alava, Fernando Buesa, y a su escolta Jorge Díez, asesinados por ETA en el 2000, para pedir un cierre de filas. Recordó que "todos" los gobiernos han buscado el fin de ETA y que todos han cometido "errores". Destacó que la división de los partidos es "el riesgo más serio" de ventaja para los terroristas.

González también lamentó la interpretación "torcida" de las declaraciones en las que dijo no tener "ningún ataque de optimismo" sobre el fin de ETA. Se confesó "optimista escarmentado" porque, aunque ETA no ha matado en 1.000 días, sí lo ha hecho en los 10.000 anteriores. "¿Pueden comprender que mi optimismo esté sometido a la precaución del escarmiento?".

Calificó de "debate turbio" la discusión sobre el derecho a decidir y aseguró que esa facultad sólo existe en "la Constitución y el Estatuto". El secretario general del PSE-EE, Patxi López, afirmó: "La paz que queremos no es para la autodeterminación ni para satisfacer aspiraciones".