El consejero de Interior de la Comunidad de Madrid, Francisco Granados, compareció ayer en la comisión de investigación sobre espionaje. Y se encargó de cerrarla, ya que su jefa, la presidenta autonómica Esperanza Aguirre, ha decidido que ya no hay nada más que investigar. El consejero de Aguirre resumió la tesis oficial que el PP pregona en una frase: "No existen ni espías ni espiados".

A su entender, dicha tesis ha quedado acreditada por los trabajos de la comisión, durante la cual también se han destapado, dijo Granados, "mentiras" de algunos compañeros de su partido, aludiendo a Pedro Calvo, concejal de Seguridad de Alberto Ruiz-Gallardón, y el exconsejero Alfredo Prada.

Granados se ensañó especialmente con Prada, que fue cesado por la presidenta de la Comunidad de Madrid tras respaldar la candidatura de Mariano Rajoy a liderar el PP. Precisamente Prada fue uno de los políticos que fue objeto de un supuesto espionaje, ya que El País ha publicado partes de seguimiento a él y a su familia durante el año pasado.

No obstante, El Mundo ha cotejado algunos de esos partes con las agendas de Prada y ha concluido que el mismo día que le situaban en un restaurante él estaba volando a Tailandia. ¿Quién tiene razón? Granados aseveró que no quería entrar en polémicas mediáticas, aunque acusó a Prada de mentir a El País cuando confirmó que su parte de seguimiento coincidía "punto por punto" con su agenda.

APOYOS CONCRETOS Granados tuvo tiempo para rebatir a Calvo, el edil del Ayuntamiento de Madrid que hace años fue responsable de Interior en la Comunidad bajo el mando de Gallardón. Calvo dijo la pasada semana en la comisión que en su época "nunca" hubo labores de contravigilancia. "Como mucho, de apoyo en actos concretos; por ejemplo, los que se celebraban en la sede de la Presidencia", apostilló el concejal.

Ayer, Granados se presentó en la Asamblea con 15 documentos (incluidas fotografías) para tratar de demostrar que el Gobierno de Gallardón sí estaba dotado de servicio de escoltas propios y vigilancia. "Si alguien mintió en esta comisión... ustedes sabrán", espetó a las portavoces del PSOE y de Izquierda Unida.

PRUEBAS CALIGRAFICAS Además, el responsable de la Consejería de Interior negó que tenga estructuras parapoliciales o de espionaje en su consejería. Y explicó que había realizado varias pruebas caligráficas para comprobar que entre los exguardias civiles que colaboran con él no había caligrafías coincidentes con la que se observa en los partes de seguimiento publicados.

Dicho todo eso, se cebó con la oposición. Reprochó al PSM que quisiera "desprestigiar y acabar" con el Gobierno de Aguirre por la vía rápida. Sobre su portavoz, Maru Menéndez, dijo que hacía el ridículo y que no tenía nivel para ser parlamentaria, por sentirse más cómoda "en el lodazal". A la diputada de IU Inés Sabanés le afeó que se sumase a una estrategia de "derribo".

VERSIONES CONTRADICTORIAS Menéndez, por su lado, tachó a Granados de "mentiroso compulsivo" y recalcó: "en la Comunidad de Madrid ha habido espionaje, como se ha probado, y usted ha sido el único al que no se ha espiado. Usted lo ha tapado". Tras hacer hincapié en que en la comisión ha habido versiones contradictorias que serán estudiadas por su grupo, se preguntó por qué se cierra la comisión sin dejar que se expliquen Prada o Manuel Cobo, ambos del PP y supuestos espiados.

Esa misma pregunta se hizo Sabanés. La diputada de IU exigió la dimisión de Granados. Y tanto ella como Menéndez coinciden en que el cierre es una "barbaridad democrática".