El Tribunal Supremo ha anulado la condena a 30 años de cárcel del grapo Marcos Martín Ponce porque la testigo que le identificó no compareció en el juicio al no haber sido localizada. El tribunal considera que, sin la declaración de la testigo, no ha quedado acreditado que Martín Ponce fuera el autor del asesinato del policía Francisco Javier Sanz, en noviembre del 2000 en Madrid. Para el Supremo, lo más grave del caso es que la ausencia de la testigo "no era inevitable", ya que la policía la buscó en el colegio donde trabaja en julio, cuando no había actividad, y no acudió a su casa.

Aunque la Audiencia Nacional aclaró que había intentado encontrarla en cuatro ocasiones, el nuevo error judicial levantó polvareda. El ministro de Justicia se mostró partidario de que el asunto sea investigado.