Desde primerísima hora de la mañana hasta entrada la noche, y bajo la batuta de los autodenominados Comités de Defensa de la República (CDR), grupos de independentistas (alrededor de un millar en total) cortaron este martes algunas de las principales carreteras de Catalunya como protesta por el encarcelamiento de los dirigentes soberanistas. También las entradas a Barcelona se vieron colapsadas por momentos por la misma reivindicación, cuya acción con mayor afluencia de participantes se produjo en la estación de Sants: pasadas las seis de la tarde más de 500 personas recorrieron las plazas y calles que rodean el edificio, que había sido blindado por los Mossos d’Esquadra. Los accesos al metro desde su interior quedaron cerrados aunque la circulación de trenes se mantuvo.

Los lemas a favor de la libertad de los políticos encarcelados coincidieron en esta infraestructura ferroviaria con los mensajes en defensa de los imputados por el corte de vías en la misma estación durante la huelga general del pasado 8 de noviembre que impulsaron los soberanistas. Como en otros puntos, también hubo llamamientos a la huelga general y advertencias de que «se acabaron las sonrisas». No hubo ningún momento de tensión reseñable con la policía, que mantuvo el cordón policial por precaución tras la desconvocatoria del acto, a las ocho de la tarde, y también contó con agentes en las vías para evitar que alguien accediera.

El goteo de cortes de tráfico fue constante a lo largo de la jornada. Tráfico informó a las 6.34 horas del bloqueo de la AP-7 en Figueras en ambos sentidos de la marcha. Más de 1.000 vehículos se vieron atrapados por la protesta de varias decenas de personas y los Mossos desviaron el tráfico por otras vías, hasta que se produjo el desalojo de los manifestantes. Ataviados con estelades y pancartas por la «libertad de los presos políticos», los participantes se dirigieron entonces a la N-2 a la altura de Llers, donde lograron echar el cerrojo al tráfico hasta las 16.30 horas.

También fue temprana la reivindicación en algunas vías de Barcelona. Especialmente en la Diagonal y la Meridiana, donde los cortes duraron una hora aproximadamente y se vivió algún momento de tensión entre los participantes y los vehículos que trataban de salir o acceder a la ciudad. Uno de esos episodios se produjo en el acceso norte: un conductor que se encaró con los manifestantes acabó siendo denunciado por los Mossos por desobediencia a la autoridad después de que increpara a los agentes que trataban de mediar.

La carretera que registró el cerrojazo a la circulación más prolongado fue la A-2 a la altura de Soses junto a Fraga (Huesca), a poco más de 20 kilómetros de Lérida. Bastó poco más de un centenar de personas para que desde por la mañana hasta bien entrada la tarde la vía quedara inutilizada. Hacia las seis de la tarde los Mossos cargaron contra los asistentes y procedieron a su desalojo para restablecer la circulación hacia las siete de la tarde, cuando otra manifestación cortaba la N-154 y la N-152 en Puigcerdà (Gerona).

La Confederación Española de Transporte de Mercancías condenó rotundamente lo ocurrido y reclamó al Gobierno que ponga «las medidas necesarias» para garantizar la actividad de los transportistas.