Agentes de la Guardia Civil desplegaron ayer un amplio dispositivo en varias localidades de la costa valenciana para tratar de localizar el escondite donde se sospecha que los 10 presuntos islamistas de Cataluña guardaron los explosivos o los ingredientes precisos para fabricarlos.

Fuentes de la investigación informaron a EL PERIODICO que las pesquisas en Barcelona y en una localidad de Tarragona no dieron los frutos esperados. Por esto, los agentes siguen una pista en la costa levantina, en concreto en dos zonas de fuerte presencia Tabligh, secta musulmana radical a la que pertenecen los detenidos del pasado sábado.

Los investigadores buscan un alijo de triperóxido de triacetona (TAPT) o madre de Satán, un explosivo ya usado en los atentados de Casablanca contra la Casa de España, el 16 de mayo del 2003, y en las acciones terroristas, del 7 de julio del 2005, en Londres. En Barcelona, la Guardia Civil encontró restos de esta sustancia en la bolsa de basura que uno de los encarcelados, Qadeer Malik, arrojó de noche en un contenedor de basuras. Los servicios occidentales advirtieron en el 2006 que los radicales islamistas habían conseguido elaborar nuevas sustancias explosivas, con un poder destructor elevado, a partir de productos químicos que podrían conseguirse en una droguería.

ATAQUE INMINENTE Un infiltrado en la célula de Barcelona, que trabaja para los servicios secretos franceses, alertó de la inminencia de los atentados en el metro de Barcelona, puesto que ya disponían de tres presuntos kamikazes y habían recibido los explosivos. Pero este último extremo no se confirmó del todo. En los cinco registros que los agentes efectuaron en el Raval encontraron solo 30 gramos de otra sustancia explosiva, nitrato de celulosa, y 4 temporizadores.

En su auto, el juez Ismael Moreno subrayó: "Los explosivos, si bien carecían de la suficiente potencia destructiva para la comisión de un atentado con posibilidad de causar estragos, pudieran ser válidos para la enseñanza de la manipulación de artefactos explosivos caseros que limitaran el riesgo para la integridad física de sus manipuladores". Pese a ello, agregó: "Los integrantes de la célula desarticulada pretendían llevar a cabo diversas acciones terroristas entre el 18 y 20 de enero en los transportes públicos de Barcelona".

Según el juez Moreno, el grupo había alcanzado su capacidad operativa, contaba con 10 miembros, cohesionados por una postura extremista del islam, y disponía de tres kamikazes en Barcelona más otros tres en algún punto de Francia y Alemania.

REUNION PREVIA El infiltrado de los servicios secretos franceses informó de que el sábado se celebraría el encuentro terrorista para ultimar los objetivos de los atentados simultáneos y que el grupo tenía ya los explosivos. La reunión se celebró en una mezquita y todos sus participantes fueron apresados, pero el explosivo hallado era insuficiente para causar estragos.

Entonces, los agentes registraron el piso en el que vivían tres de los imputados: el ya citado Qadeer Malik, Sahib Iqbal y uno de los tres presuntos suicidas, Mehmooh Khalid. Tampoco allí, apareció suficiente explosivo. Solo la pequeña cantidad del contenedor de basuras.

Así pues, la Guardia Civil había desarticulado un presunto grupo que iba a perpetrar atentados yihadistas, aunque sin suficiente explosivo. Pero no debía de estar muy lejos. Según el testigo protegido, los presuntos cabecillas de la banda, Maroof Ahmed Mirza --segundo imán de la mezquita Tariq bin Ziyab-- y Mohamed Ayud Elahi Bibi, pastelero ultrarreligioso, habían participado en los rezos del sacrificio que efectuaron en ese oratorio Mehmooh Khalid, Mohamed Shoaib e Imram Cheema, los presuntos kamikazes.

En su auto de prisión incondicional, Moreno afirma que habían realizado oraciones sobre el martirio, lo que confirma, a su juicio, que los atentados eran un hecho inminente.