La Audiencia de Guipúzcoa juzga desde ayer a 15 guardias civiles acusados de torturar a los miembros de ETA Igor Portu y Mattin Sarasola, detenidos en enero del 2008 y condenados a 1.000 años por participar en el atentado de la T-4. Los agentes declararon que las lesiones que presentaban los terroristas fueron producto de la "resistencia violenta" que ambos ofrecieron durante la detención.

Este es el primer juicio por presuntas torturas en España en casi una década, ya que hasta la fecha los tribunales no habían apreciado base probatoria suficiente en las múltiples denuncias realizadas por etarras.