Ose es socialista o no se es socialista". Solo dos días después de que el presidente de la Generalitat de Cataluña y líder de los socialistas catalanes, José Montilla, advirtiera al Partido Socialista de que con la financiación autonómica está "en juego el pacto constitucional" si no se atienden las reivindicaciones de su comunidad autónoma, Alfonso Guerra arremetió contra el PSC y contra la unidad catalana en su pulso negociador con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Para Alfonso Guerra, el PSC no puede jugar con fuego, porque el precio puede ser "cargarse a un Gobierno socialista".

Según el exnúmero dos del PSOE y exvicepresidente del Gobierno y presidente de la Comisión Constitucional del Congreso, el frente catalán puede dar la victoria al PP, y la actitud del PSC, al que no citó, de poner en duda el voto de sus 25 diputados a los presupuestos generales del Estado si no hay un buen acuerdo de financiación es "irresponsable". "O se es socialista o no", sentenció Guerra.

El marco de ayer era el apropiado. Guerra, en calidad de presidente de la Fundación Pablo Iglesias, se explayó en la fiesta astur-leonesa de la cuenca minera de Rodiezmo, en León. El mensaje fue claro: en el proyecto socialista el único adversario "es la derecha". Tal vez fue algo pactado cuando Zapatero y Guerra intercambiaron unas palabras antes de sus intervenciones. La cuestión es que el presidente del Gobierno rehuyó hablar de la financiación autonómica. Eso quedó en manos de Guerra, quien se granjeó los aplausos de los miles de asistentes. Guerra añadía sus palabras a las del presidente del PSOE y de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, quien el sábado ya había dicho que los militantes socialistas, españoles y catalanes, "pueden interpretar mal" que se juegue con las relaciones y el vínculo PSC-PSOE por la financiación.

Guerra consideró que no se puede entender que en una comunidad --Cataluña, aunque no la nombró-- se puedan "unir la izquierda y la derecha para exigir al Gobierno". Y recalcó que el PSC debe medir las consecuencias, al preguntarle si lo que quiere es "cargarse un Gobierno socialista para que gobierne la derecha junto a los nacionalistas", entre el PP y CiU.

Los intereses de Cataluña también quedaron trastocados con las palabras del presidente de Asturias, Vicente Alvarez Areces, quien se felicitó porque el Gobierno estaría recogiendo las peticiones de las comunidades del noroeste de que se tenga en cuenta también, además del aumento de población, la dispersión y el envejecimiento.

La intervención de Guerra movió ayer mismo al portavoz de ERC en el Congreso, Joan Ridao, a considerar "un tanto histéricas sus declaraciones".