No quiere sentirse "extranjera en su propia casa", por ello Aminatu Haidar, la activista saharaui que el día 14 fue expulsada de Marruecos al llegar a El Aaiún por negarse a poner marroquí en el impreso de entrada, y que desde entonces sigue una huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote, no aceptará la propuesta del Ministerio de Exteriores de concederle la nacionalidad española, y tampoco abandonará el ayuno. Así lo manifestó ayer su abogada, Inés Miranda, al término de la reunión en el aeropuerto con Agustín Sosa, director del gabinete de Miguel Angel Moratinos.

El encuentro tuvo que interrumpirse durante casi tres horas después de que Haidar sufriera un desvanecimiento, tras 14 días sin probar alimento. Por prescripción médica, la defensora de los derechos humanos ya no se volvió a incorporarse a la charla, por lo que fue su abogada la que informó a la prensa de que la llamada Gandhi saharaui ha rehusado también otras dos soluciones que le proponía Exteriores: la concesión de un nuevo pasaporte marroquí a través de las autoridades competentes de ese país en España y el estatus de refugiada para ella y su familia.

Haidar agradece las propuestas, pero "está decepcionada porque jamás hubiera esperado que un Gobierno democrático pudiera actuar así", afirmó Miranda. La activista insiste en que fue trasladada "a España a la fuerza, expulsada por Marruecos y con la cooperación necesaria del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero", que la obliga a permanecer en Lanzarote.

Para Miranda y los miembros de la plataforma de solidaridad con Haidar, "urge la intervención del presidente del Gobierno para evitar que esto culmine de forma dramática", ya que Haidar proseguirá con la protesta hasta que recupere su pasaporte y pueda regresar a El Aaiún.