El cadáver del etarra Félix Ramón Gil Ostoaga, a quien la juez de vigilancia penitenciaria de Bilbao, Ruth Alonso, dejó en libertad condicional hace un mes, apareció ayer con un disparo en el pecho en una campa de su localidad natal, Legazpia (Guipúzcoa), junto a una escopeta propiedad de su hermano. Los primeros resultados de la autopsia apuntan a un suicidio, aunque el juez que lleva el caso ha decretado el secreto del sumario y sigue la investigación.

Gil había protagonizado dos intentos de suicidio mientras se encontraba en la prisión de Córdoba, según el informe del psicólogo de la cárcel de Nanclares de Oca (Vitoria), a la que fue trasladado durante la última tregua de ETA. Esos intentos fueron motivados, al parecer, por una depresión que atravesó el etarra tras separarse de su mujer. En ambas ocasiones ingirió pastillas.

La juez Alonso, que dijo sentirse "conmocionada" por la muerte de Gil, desveló que había hablado con el etarra el viernes y que no notó en él nada anormal, aunque opinó que "su muerte se podía haber evitado".

AIRADA REACCION

Precisamente, la resolución de esta juez de excarcelar al miembro de ETA provocó una airada reacción del Gobierno español, que se mostró contrario a que un preso condenado a 298 años por la muerte de cinco guardias civiles y un alcalde quedara en libertad condicional tras cumplir únicamente 13 años de prisión. Sin embargo, el Consejo General del Poder Judicial avaló la decisión de la juez, aunque aún se mantiene el recurso de la fiscalía vasca.

El examen forense apreció que la mano con que Gil supuestamente habría apretado el gatillo de la escopeta estaba agarrotada, según fuentes de la investigación. Antes de morir, el etarra habría salido de casa de su hermano, en Legazpia, donde vivía desde que fue excarcelado, con la escopeta de éste y un único cartucho de postas. Las llaves las dejó en el interior de la vivienda.

La familia de Gil denunció ayer en San Sebastián las "amenazas" a las que se había visto sometido el etarra desde que abandonó la prisión y afirmó que era frecuente ver "gente extraña" a su alrededor. Los familiares estudian pedir una segunda autopsia.

El hallazgo del cadáver se produjo pasada la una de la madrugada de ayer, cuando una persona llamó a la Ertzaintza para comunicar que había encontrado un cuerpo en un paraje de las afueras de Legazpia. Cuando los agentes llegaron al lugar comprobaron que el cuerpo estaba ya frío, tendido boca arriba, con una única herida en el pecho.

"POR IDEOLOGIA"

El informe del psicólogo de la prisión alavesa de Nanclares de Oca apuntaba que el etarra cometió atentados "por ideología", pero que ahora admitía que "los planteamientos han cambiado" porque "existen otras vías para conseguir los mismos fines" políticos. Pese a su distanciamiento privado de la ortodoxia de ETA, Gil fue homenajeado con un recibimiento cuando el mes pasado quedó en libertad condicional.