Cuando Màxim Huerta (Utiel, Valencia, 1971) era niño siempre se imagina convertido en escritor o maestro. Valiente confeso para las decisiones profesionales pero no para las personales, acabó de periodista y, efectivamente, escritor. Sin embargo, nunca pensó en ser lo que es ahora: ministro. Íñigo Méndez de Vigo acaba de dar el relevo al nuevo titular de Cultura y Deporte en Madrid. “Seguro que te lo vas a pasar muy bien”, le ha comentado entre risas tras dejar claro que España es un país en plena ebullición cultural. “Y qué decir de nuestros deportistas, que llevan la bandera de España por todo el mundo”, le ha sonreído el ya exministro.

Consciente del revuelo causado por viejos mensajes en Twitter en los que dejaba claro el tedio que le produce el deporte, Huerta ha recogido el guante y ha confesado que, efectivamente, no practica deporte pero que lo apoyará y amará porque “los deportistas son héroes y heroínas”. De hecho, su primer acto como titular de Cultura ha sido acompañar al Rey a despedir a la selección españdola de fútbol, que emprede ahora el Mundial.

Una cultura "de todos"

El escritor y periodista, premio Primavera de Novela con la noche soñada, se ha mostrado especialmente orgulloso de la importancia que el Gobierno de Pedro Sánchez da a la Cultura, con un ministerio propio no vinculado a Educación. Consciente también de las habituales tensiones entre los políticos de la derecha y el mundo de la cultura (especialmente el cine), Huerta ha admitido que la cultura “no puede ser de bandos sino que es un orgullo de todos”. “La cultura es el traje que llevamos, el museo que visitamos, la película que vemos y el partido que aplaudimos”, ha concluido el excolaborador de El programa de Ana Rosa, espacio televisivo de Telecinco que abandonó tras diez años porque dejó de sentirse cómodo.

Para el nuevo cargo de gabinete de Sánchez, tener entre sus manos la cartera de Cultura y Deporte supone “emoción, inseguridad, vértigo y responsabilidad”. “Es un cargo que asumo con humildad, ilusión y compromiso absoluto”.

Entre los abrazos que ha recibido, el más emotivo -de largo- ha sido el que se ha dado con su madre, muy emocionada con el discurso de su hijo, el niño que soñaba ser escritor o maestro y que ha terminado siendo ministro