Juan José Ibarretxe anunció anoche que hoy lunes, a las ocho de la mañana, lo primero que hará será telefonear al presidente José Luis Rodríguez Zapatero y a los líderes de todos los partidos vascos (no precisó si se refería a los que tienen representación parlamentaria o incluía a Batasuna) para empezar a elaborar una "hoja de ruta" que permita encontrar una solución política al conflicto vasco. "El reloj se pone en marcha", manifestó. El lendakari en funciones se esforzó por levantar los ánimos de su alicaída militancia, que vio no sólo que la coalición PNV-EA no alcanzaba la ansiada mayoría absoluta, sino que retrocedía en votos y escaños.

Minutos antes de las once de la noche, Ibarretxe compareció con los presidentes del PNV, Josu Jon Imaz, y de EA, Begoña Errazti, ante medio millar de seguidores concentrados en el Edificio Azucarera, en las afueras de Vitoria. Ibarretxe se despidió de los suyos animándoles a divertirse, que para eso aquello era la fiesta de la noche electoral.

La irrupción del Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK, en sus siglas en euskera) ha hecho más daño a las aspiraciones de PNV-EA del que se esperaba. Bendecido por Batasuna, EHAK ha recuperado parte de los votos prestados hace cuatro años, cuando los nacionalistas pasaron de 27 a 33 diputados.

VICTORIA AGRIDULCE El ambiente en la antigua fábrica de azúcar era gélido hasta que llegaron Ibarretxe, Imaz y otras figuras destacadas de la coalición. Entonces aparecieron una veintena de ikurriñas y arreciaron los gritos de "ari, ari, ari, Ibarretxe lendakari" y los aplausos. Sonrientes hasta el rictus, estos dos dirigentes nacionalistas y Begoña Errazti parecían querer dar la impresión de haber logrado una gran victoria. Hace apenas cuatro días, un dirigente del PNV decía que con 33 escaños se daba con el canto en los dientes. Se ha quedado en 29.

"A veces se suele hablar de que hay victorias agridulces y derrotas dulces", empezó diciendo Ibarretxe. "Eso es el primer día; el segundo las cosas ya cambian un poquito y el sabor agridulce ya no se sabe lo que es. Al tercer día, la victoria es victoria y la derrota es derrota", afirmó. En la misma línea, no se cansó de repetir que el PNV-EA seguirá guiando Euskadi y continuará siendo la "referencia", el "cauce central entre las dos orillas, la del PP-PSOE y la de Batasuna". Admitió que no habían obtenido la misma fuerza que en el 2001, pero añadió que pese a todo la sociedad vasca ha depositado mayoritariamente su confianza en la coalición nacionalista. "La partida será complicada, pero nosotros somos quienes repartimos las cartas y esta partida la vamos a ganar", añadió

DECISION EN EUSKADI Ibarretxe puso el acento en que el futuro de Euskadi se debe escribir en Euskadi, y por todas las fuerzas políticas vascas, aunque precisó que bajo el liderazgo del PNV- EA. "La sociedad vasca nos pide a todos que consigamos acuerdos que logren la normalización política, la paz. Tenemos que sentarnos a hablar. A eso dedicaremos todas las energías de los próximos días y años", afirmó. Sólo una referencia a la necesidad de que los vascos decidan su futuro. Se escucharon entonces gritos de "independencia".

El lendakari exaltó el patriotismo de partido del PNV y EA, a cuyos militantes invitó a ir siempre con la cabeza alta a pesar de los resultados. Ni una palabra sobre con quién pactará. Quizá se refería a ello cuando dijo que la victoria la deberá gestionar "con más inteligencia que nunca".