El considerable batacazo electoral de PNV-EA ha dado paso a un impasse político para despejar incógnitas. El lendakari en funciones, Juan José Ibarretxe, pretende reeditar el tripartito con el que superó la última legislatura y gobernar en minoría hasta que haya transcurrido el tiempo suficiente como para explorar otros pactos, por ejemplo con los socialistas. Ese es el panorama que dibujan los peneuvistas consultados horas después de revelarse su descenso en las urnas, que se ha llevado por delante las opciones de éxito del plan Ibarretxe .

Como popularizó hace unos años el exlíder del PNV, Xabier Arzalluz, empieza la época de los "ritos de apareamiento" para lograr acuerdos que garanticen la gobernabilidad. Las combinaciones son tan numerosas como complejas. La dirección del PNV analizó ayer la situación, si bien ya el domingo dirigentes vizcaínos, encabezados por el presidente del partido, Josu Jon Imaz, se reunieron hasta bien entrada la noche en Bilbao, lo que da idea de la preocupación por las consecuencias del resultado.

MAS SOCIOS Fuentes del partido aseguran que el lendakari intentará primero reeditar el tripartito, formado por PNV, EA e IU-EB. Sin embargo, si esa suma les dejaba antes a dos escaños de la mayoría absoluta, ahora les sitúa a seis. En caso de que amplíe la plantilla de socios con Aralar, escisión de Batasuna que sí condena a ETA y ha mostrado disposición a pactar con su único escaño, el lendakari seguiría lejos de gobernar con holgura.

Esa minoría, no obstante, permitiría a Ibarretxe ir tirando, convocar una mesa de partidos para lograr la "normalización política y la paz" y esperar acontecimientos. Los peneuvistas no creen que el PSE se vaya a prestar a pactos en breve plazo, aunque lo ven posible en un horizonte de varios meses. Para los socialistas sería esencial que Ibarretxe partiese de cero en la discusión de la reforma del Estatuto de Gernika, o sea, que se olvide de su plan soberanista.

Pero el lendakari iniciará la semana próxima una ronda de contactos que incluye al portavoz de Batasuna, Arnaldo Otegi. En el PNV se especula con una eventual tregua de ETA, que cambiaría el panorama. Entretanto, a Ibarretxe le resulta difícil pactar con una EHAK --referente de Batasuna en la Cámara-- que no condene el terrorismo. El lendakari ya quedó escaldado de esa situación en 1998.

LA ESTRATEGIA DE BATASUNA Los peneuvistas creen que ETA ya no necesita atentar para mostrar fortaleza antes de negociar con el Estado. Le basta con haberse burlado de la ley de partidos y haber aumentado la presencia aberzale en el Parlamento para evidenciar que no parte de una situación débil.

El primer escollo a salvar por Ibarretxe es su investidura. Precisa de mayoría simple en segunda vuelta. EHAK puede abstenerse, como ha hecho Batasuna otras veces. Ibarretxe sumaría un máximo de 33 votos, pero si Patxi López presenta su candidatura y el PP la apoya, habría empate. Está por ver que a los socialistas les convenga dinamitar la operación de desmarque del PP que tan buen resultado les ha dado. Y, puesto que el reglamento de la Cámara impide votar en contra de un candidato, Ibarretxe podría sortear este obstáculo. Lo único claro es que las urnas han arruinado su anhelo de gobernar sin las estrecheces de las dos últimas legislaturas.