Juan José Ibarretxe pisó ayer el acelerador soberanista y puso al descubierto que la marcha de Josu Jon Imaz como presidente del PNV está en relación directa con el triunfo de las tesis del lendakari. Porque, contra la opinión de Imaz, que en julio desaconsejó la consulta ya que podría beneficiar a ETA, el lendakari aprovechó el debate de política general para ponerle fecha, y por partida doble. La primera sería el 25 de octubre del 2008 para "abrir el proceso de solución del problema vasco" y dos años después, en el 2010, habría un referendo sobre el nuevo pacto "entre Euskadi y España", con elecciones vascas por medio. Sobre la mesa negociadora, de forma imprecisa, estaría el llamado plan Ibarretxe , rechazado por el Congreso de los Diputados en el 2005, que "estará vigente política y jurídicamente mientras no se apruebe otra propuesta", en palabras del lendakari.

La hoja de ruta dibujada por Ibarretxe concitó el aplauso de sus socios del Gobierno vasco --EA y EB-- y de aquellos peneuvistas que venían apostando por dar un salto adelante para hacer valer el derecho a decidir. Sin embargo, Imaz se ausentó del hemiciclo cuando Ibarretxe detallaba su propuesta, y no participó de la aclamación. Tampoco su virtual sucesor, el presidente del PNV en Vizcaya, Iñigo Urkullu, batió palmas.

SORPRESA TOTAL Y es que a muchos les pilló por sorpresa. Solo siete personas de los tres partidos aliados en el Gobierno estaban al tanto de lo que iba a desvelar el lendakari. El contenido de la propuesta se mantenía en el máximo secreto hasta el punto de que, contra lo habitual, no se repartió el discurso cuando Ibarretxe lo inició, a las 9.30 horas.

Hubo que esperar 100 minutos para conocer la iniciativa, que contempla cuatro pasos. El primero es una oferta de "pacto político" al presidente del Gobierno español. Ibarretxe pretende que, hasta junio, Zapatero y él negocien y logren un acuerdo para reconocer el "respeto a la voluntad de la sociedad vasca".

CARACTER INDICATIVO El segundo paso establece que, en junio del 2008, el Parlamento vasco "autorice" una consulta que tendría carácter "vinculante", eventualmente destinado a ratificar el acuerdo ya logrado entre Ibarretxe y Zapatero. Si tal pacto no se diera, la Cámara vasca tendría que dar luz verde a una "consulta habilitadora", sin cobertura legal y con unos efectos más indicativos que vinculantes.

Si el legislativo vasco no diera su permiso para la consulta --el tripartito no tiene mayoría absoluta en la Cámara--, Ibarretxe disolvería el Parlamento. Si la Cámara vasca lo permite, pasaría al tercer paso, que sería la consulta el 25 de octubre, día en el que el actual Estatuto cumplirá 29 años. Según Ibarretxe, esa consulta tendría una doble vertiente, la de pedir a ETA su definitiva retirada, dialogada con el Gobierno español, y la negociación de "un nuevo pacto con España". Independientemente de cuál fuera el resultado de la consulta, Ibarretxe convocaría elecciones y sería el nuevo Parlamento el que se negociaría el marco político para, en la segunda mitad del 2010, estar en condiciones de convocar un referendo de ratificación del nuevo Estatuto. En este marco, el lendakari estima que ETA "estaría obligada" a poner fin a la lucha.

Este diseño contradice lo previsto en la ponencia política del PNV, en la que en primera instancia se plantea un acuerdo entre partidos, dejando la consulta como algo "deseable" para el caso de que se produjera un nuevo bloqueo. Ayer, ningún dirigente peneuvista manifestó la menor objeción. Solo se escuchó a Joseba Egibar, adalid soberanista, que recuperó su condición de portavoz parlamentario para defender el carácter "democrático" de la iniciativa. Egibar advirtió de que sin ETA o con ETA el conflicto político seguirá vivo si no se respetan "los derechos fundamentales del pueblo vasco".

El secretario general de los socialistas vascos, Patxi López, confesó su añoranza por Imaz y lamentó irónico que el lendakari siga "erre que erre" sobre la consulta. López avisó de que no se cuente con el PSE para una consulta "destinada al fracaso" porque "no encaja con la legalidad y no une al país".

"SUEÑO LOCO" Sí puso especial cuidado en no caer en el mensaje tremendista del PP. Más duro se mostró, en los pasillos de la Cámara, el portavoz parlamentario socialista, José Antonio Pastor, quien calificó la iniciativa de Ibarretxe de "sueño loco" de "un iluminado". Minutos antes, la presidenta del PP, María San Gil descartó cualquier entendimiento con Ibarretxe, al que acusó de mantener un "desafío totalitario" a la democracia española.

El rechazo de populares y socialistas dará al Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK) la posibilidad de convertirse en árbitro si la consulta prospera. El Ejecutivo de Ibarretxe solo cuenta con 32 de los 75 parlamentarios, pero calcula que, al igual que con el plan Ibarretxe , podría contar con los votos de la izquierda abertzale. Sin embargo, la portavoz de EHAK, Nekane Erauzkin, rechazó la iniciativa porque pretende "imponer la partición" del pueblo vasco, al no prever que voten Navarra y el País Vasco francés.