Mariano Rajoy y Pablo Iglesias evidenciaron este martes en el debate de la moción de censura de Podemos en el Congreso que tienen dos visiones irreconciliables sobre las incertidumbres que atraviesan a España y cómo afrontarlas. Describieron los escándalos de corrupción y el conflicto con Cataluña desde universos paralelos, sin punto alguno de conexión. El presidente utilizó la estabilidad como escudo para defenderse contra un líder al que considera un peligro "letal" para el país. Su adversario presentó a Rajoy como un dirigente en decadencia que representa el pasado y es incapaz de tomar el pulso a la nueva realidad.

“Ustedes no entienden España”, espetó Iglesias al jefe del Ejecutivo, en una sentencia que resume la convicción de Iglesias de que el cambio pide paso y que el debate de esta moción constituye una palanca para impulsarlo. Y sin embargo, no consiguió transmitir la ilusión por ese “país mejor”, ni con la épica de los sueños, ni con un programa de gobierno. Quizá porque, consciente de que no ganará la votación, no habló como un candidato a presidente, sino como un dirigente opositor.

Pero Rajoy, bregado en los duelos parlamentarios, tampoco logró tumbar a Iglesias. Se dirigió al líder de Podemos en tono presidencial y le trató como un estudiante a punto de suspender un examen. Le acusó de ser un “peligro” para la estabilidad, un dirigente alocado que juega al "rupturismo y la impertinencia” para despreciar a las instituciones. “Su gobierno sería letal para España. Usted no debe ser presidente de Gobierno”, repitió en una actitud de desdén que mantuvo durante todo el pleno.

PUENTES A SÁNCHEZ

De la intervención de Iglesias se infirió que pospone sus esperanzas a un acuerdo futuro con el PSOE. Tendió puentes con Pedro Sánchez, a los independentistas y a los nacionalistas para construir una mayoría alternativa que desaloje al PP de la Moncloa “más pronto que tarde”, pero de nuevo excluyendo a Ciudadanos. No puso fechas, no mencionó si volverá a proponer un Gobierno de coalición y en su mano tendida se refirió a Sánchez como “pobre hombre”. “Seamos francos, no nos digan que es posible con la muleta naranja”, repitió, en la misma posición que impidió la investidura de Sánchez en el 2016. El PSOE responderá este miércoles, pero sus dirigentes ya destacaron tras escuchar el discurso que la moción da “oxígeno” al PP y supone, en realidad, un revulsivo para el presidente.

Iglesias no logró poner contra las cuerdas a Rajoy, pero consiguió que el presidente subiera a la tribuna por sorpresa a dar la cara sobre los dos conflictos de los que suele huir. Sobre la corrupción, alegó que Podemos blande los escándalos que afectan al PP como oportunidad electoral e insistió que ni España ni su partido son corruptos. Sobre Cataluña, el líder del PP se replegó en la Constitución y retó a Iglesias a que abandone la “falacia biensonante” del “derecho a decidir” y asuma que está hablando de “un referéndum de autodeterminación para la secesión de una parte de España”. Aunque trató en sus dúplicas de que el líder podemista ahondara en los detalles, Iglesias rehusó ir más allá del discurso inicial: que España es un país plurinacional, que los catalanes deben votar para decidir su futuro y que esto, con Rajoy en la Moncloa, será imposible.

"TONITO MACHISTA"

Iglesias empleó el conflicto territorial para apelar al PSOE, al PSC, a los independentistas y a los nacionalistas. Advirtió de que no está dispuesto a caer en el “chantaje” de tratar a las fuerzas soberanistas como “apestados” y le habló al socialismo catalán. “Espero de corazón que el resultado de las primarias devuelva al PSC su lucidez y que podamos pensar juntos España y Cataluña”.

Incluso al PNV, que acaba de aprobar los Presupuestos de 2017 junto al PP, se dirigió Iglesias para que rectifiquen su posición por la defensa podemista de la plurinacionalidad. No les convenció, no se moverán de la abstención y le dejaron un recado. “Usted no es una alternativa real al Gobierno, ni lo será si sigue maltratando a sus posibles aliados”, le espetó Aitor Esteban, el portavoz peneuvista.

El líder morado fue duro con todos y especialmente con los representantes de Coalición Canaria (CC), Nueva Canarias, Foro Asturias y UPN, que le negaron su apoyo con vehemencia. La diputada Ana Oramas (CC) le recriminó incluso su “tonito machista”.

EL REFERÉNDUM

Tampoco sedujo Iglesias al PDECat, que ve “confusa” la posición de Podemos y exigió que confirme si apoyarán o no el referéndum del 1-O. El portavoz posconvergente, Carles Campuzano, le pidió respaldo y amagó con pasar de la abstención al ‘no’ si no apoyan con claridad la consulta. Iglesias no comprometió un apoyo activo al 1-O. Incluso Bildu, que junto con ERC serán las únicas fuerzas en apoyar la moción, apretó a Iglesias para que apoye el referéndum del Govern.

Joan Tardà (ERC) se reafirmó en que están dispuestos a asumir todas las "consecuencias penales" que conlleve la consulta y avisó de que la sociedad independentista se "solidarizará" con los "represaliados".