Pablo Iglesias e Irene Montero consultarán a las bases si deben dimitir o siguen como secretario general y portavoz parlamentaria de Podemos para hacer frente a la crisis abierta por la compra del chalet de 640.000 euros, ocho habitaciones, dos piscinas y una casita para invitados en el municipio madrileño de Galapagar. «Se ha puesto en cuestión nuestra credibilidad y lo correcto es pomer nuestros cargos a la decisión de los incriscritos», argumentó el líder de la formación morada.

La decisión la anunciaron en una conferencia de prensa convocada de urgencia en la sede central del partido ayer por la tarde y en la que comparecieron brevemente con un semblante serio y cariacontecido como nunca se les había visto antes. En ningún momento admitieron haber cometido un error al efectuar la polémica compra, porque, dijeron, «la necesitamos para preservar la inmidad de nuestros hijos y cumple con el código ético».

Sí que admitieron, en cambio, la evidencia de que hay sectores y dirigentes de su partido que se lo reprochan. «La decisión más coherente, más honesta en esta situación es dar la voz» a la militancia, recalcó Iglesias. «Nos gustaría seguir pero no es una decisión que nos corresponda», añadió Montero, tras advertir que aunque dejar los cargos no sería ninguna situación excepcional. «Siempre dijimos que estábamos de paso y los mandatos en Podemos tienen una limitación de ocho años», recordó la portavoz. De perder la votación dejarían las actas de diputados y los cargos del partido.

No es la primera vez que Iglesias recurre a las bases para superar un momento difícil consciente de las adhesiones que ahí concita. Ya lo hizo para ratificar el no a la investidura de Pedro Sánchez apoyado por Ciudadanos. Y también cuando acordó acudir en coalición con IU el 26-J.

Hasta ahora no ha perdido ninguna votación en la que ha puesto su figura en juego. Las bases han respaldado hasta ahora sus decisiones más controvertidas. No le fallan nunca, aunque esta vez quizás no lo tenga tan fácil. Sus afines en el pablismo ya han empezado la ofensiva con una campaña en las redes sociales.

Tras estallar la polémica, diputados del partido admitieron a este diario el malestar y el miedo de que la compra del casoplón de lujo afecte decisivamente al apoyo electoral de Podemos en los próximos comicios. Muchos opinaban que la imagen del chalet no iba a poder borrarse del imaginario colectivo, que iba a ser una huella indeleble en la valoración del líder morado y la portavoz parlamentaria.

Antes de comparecer ayer en rueda de prensa, la dirección de Podemos envió un correo electrónico a todos sus militantes en el que denuncia la persecución mediática que están sufriendo ambos, algo que entienden que sucede por pertenecer a la formación morada.

Tanto Iglesias como Montero lamentaron que se haya «violado» su intimidad hasta el extremo de «venderse por 30.000 euros fotos de una visita de Irene al ginecólogo, e incluso imágenes de la ecografía». «No hay ningún político del que se hayan dado tantos detalles sobre su intimidad», se quejó el dirigente podemista.

En la misiva del partido se ironiza también con el diferente trato que reciben los políticos según el partido que escogen. Así, si eligen «bien», estos tendrán «jubilaciones doradas en consejos de administración de empresas del Ibex35, invitaciones al palco del Bernabéu, sobresueldos en B o trato de favor en los juzgados». «O, simplemente, que los medios de comunicación digan de ti que eres guapo e inteligente y te pongan primero en las encuestas», añade la carta.