Josu Jon Imaz se va de la política. Apenas dos días después de que la ejecutiva del Partido Nacionalista Vasco (PNV) aprobara por unanimidad el documento de estrategia que da cabida a los dos discursos enfrentados en la organización, el soberanista representado por Joseba Egibar y el pactista defendido por Imaz, el presidente peneuvista confirmó ayer mediante un escrito remitido a los medios de comunicación que no volverá a presentar su candidatura y que volverá a ejercer de químico.

En su artículo Apostar por el futuro, Imaz justifica la decisión como una "contribución" para "cohesionar y unir" al partido. Da a entender que si hubiera optado a la reelección habría generado tal grado de división que habría "puesto en riesgo" el papel del PNV como "cohesionador y moderador" de la política vasca.

ASAMBLEA GENERAL La afirmación refleja el grado de encono interno al que se ha llegado en las filas peneuvistas que encaran ahora el debate ante la asamblea general --así denominan a su congreso-- los días 1 y 2 de diciembre. En esa cita se votará la nueva dirección, el presidente y ocho miembros de la ejecutiva, y la renuncia de Imaz podría forzar también a Egibar a seguir el mismo camino y declinar una posible opción para liderar la principal fuerza política vasca.

Ambos mantuvieron una ajustada pelea hace cuatro años al dirimirse el relevo de Xabier Arzalluz y las fidelidades de la militancia siguen repartidas. Imaz aludió a ello el pasado 31 de agosto cuando en un mitin junto a Egibar en Zarautz (Guipúzcoa) se refirió a la división como "auténtico cáncer". Ayer reiteró que "la reflexión serena exige liderazgos no cuestionados y partidos unidos y sólidos". De su decisión puede inferirse que la salida ahora podría propiciarla un candidato de consenso para el que ya se baraja el nombre del actual portavoz, Iñigo Urkullu.

Imaz reconoce en su carta que "la pluralidad de discursos, la división y la tensión" que en algunos momentos el PNV ha trasladado a la ciudadanía ha contribuido a "debilitar" el proyecto del partido y a "confundir" a la sociedad. La dirección del PNV evitó comentar la noticia. La orden era no hablar.

La decisión de Josu Jon Imaz desató de inmediato una avalancha de reacciones. José Luis Rodríguez Zapatero dijo sentir "cierta perplejidad" por el anuncio del presidente del PNV y confió en seguir manteniendo buenas relaciones con esa formación nacionalista. El líder del PP, Mariano Rajoy, expresó a su vez su preocupación por la "deriva" del PNV y por la posibilidad de que este partido precipite la convocatoria de un referendo. En los pasillos del Congreso, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, comentó al líder de IU, Gaspar Llamazares, que era una "mala" noticia. "Para un amigo que teníamos, nos lo joden", le dijo. Llamazares exaltó su contribución al "fin del frentismo" y al diálogo entre nacionalistas y los que no lo son.

Las reacciones en el País Vasco coincidieron en el respeto absoluto a la decisión de Imaz. Patxi López, secretario general del PSE, expresó su deseo de que "su marcha no signifique que el PNV se radicaliza". María San Gil, presidenta del PP vasco, opinó que ha ganado el sector radical.