El instructor jefe de las diligencias del 11-M e inspector jefe de la Unidad Central de Información (UCIE) afirmó ayer que "desde el día de los atentados y hasta la fecha de hoy" nunca ha recibido información que vincule la matanza a tramas "no islamistas". De haber existido datos en esa dirección, dijo, se lo habrían comunicado. Este testimonio, en la décima sesión del juicio por la masacre de Madrid, desenmascara la manipulación informativa del Gobierno de José María Aznar, que hasta la noche del 13 de marzo, víspera de las elecciones generales del 2004, se empeñó en mantener viva la hipótesis de la autoría de ETA. También supone un nuevo y contundente revés a quienes, con el PP y sus medios afines a la cabeza, insisten hasta hoy en la ramificación etarra de la masacre.

El inspector jefe de la UCIE, identificado con el número 18.403, es el primero de los cerca de 650 testigos que desfilarán por el tribunal durante los próximos meses. En sus primeras declaraciones, el jueves pasado, ya dejó en evidencia que el Ejecutivo del PP actuó con negligencia ante la amenaza islamista pese a los numerosos indicios existentes sobre un posible atentado en España. Ayer abundó en este punto al afirmar que los terroristas eligieron España como objetivo por ser el "eslabón más débil" de los tres países que promovieron la guerra contra Irak. El ataque lo decidieron George Bush, Tony Blair y Aznar en la isla de las Azores.

Brigada vasca Empeñado en introducir conexiones entre la banda etarra con el 11-M, el letrado preguntó al agente policial sobre la presencia en Irak de una supuesta Brigada Euskal Herria, en concreto de los presuntos etarras Gorka Vidal e Irkus Badillo, detenidos el 29 de febrero del 2003 cuando transportaban 536 kilos de explosivos a Madrid para cometer un atentado. El presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, visiblemente enfadado, obligó a retirar la pregunta. El inspector jefe número 18.403 incidió en las numerosas amenazas que pendían sobre España por su implicación en Irak, y subrayó que algunos de los mensajes de Al Qaeda ya advertían de ataques a "trenes o sistemas de comunicación". Esta afirmación debilita otro de los argumentos del Ejecutivo del PP, que dijo sospechar de ETA porque el 24 de diciembre del 2003 perpetró un atentado fallido en un tren que iba de San Sebastián a Madrid. El testigo dejó claro que había motivos para sospechar de los yihadistas .

El inspector jefe de la UCIE dio más detalles sobre la descoordinación existente entre las distintas instituciones de seguridad del Estado durante el mandato político de Aznar.

Reconocimiento público Por otra parte, el inspector jefe reconoció que los datos obtenidos antes de los atentados por la Guardia Civil, a través del confidente Rafá Zuhier, sobre los vínculos existentes entre la trama asturiana de explosivos y células islamistas no llegaron a su departamento. Tampoco se enteró de una nota del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) que alertaba en noviembre del 2003 sobre un atentado del argelino Allekema Lamari.