Después de que ETA demostrara con el atentado contra el exconcejal Isaías Carrasco que está dispuesta a descerrajar a tiros a cualquiera, cuanto más indefenso mejor, se han multiplicado el número de escoltas en el País Vasco. Pero, ¿quién protege a los escoltas? El colectivo de guardaespaldas privados lleva algunos meses demandando un cambio normativo para poder llevar sus armas 24 horas al día, y no dejarlas en un armero o en casa del protegido cada vez que acaben su jornada, como establece la ley. El Ministerio del Interior está a punto de encontrar una salida, según confirmaron fuentes de este departamento.

Interior está buscando una "interpretación legal" para que, con una simple orden ministerial o circular informativa, sin necesidad de modificar la ley para que el trámite sea lo más rápido posible, los escoltas puedan llevarse el arma consigo después del trabajo. Según las fuentes consultadas, el estudio está "muy avanzado" y ya se barajan algunas posibilidades.

El ministerio aclara que se analizará "caso por caso" y se expenderán "autorizaciones individualizadas", en virtud a "criterios objetivos". La Asociación Española de Escoltas (ASES) solicita que la autorización sea de aplicación general. "No queremos apaños temporales ni territoriales. Aunque en el País Vasco es más necesario, también en casos donde se persigue a la delincuencia organizada necesitamos medidas de autoprotección", señala el presidente de la asociación, Vicente de la Cruz.

SIN DISTINCION Desde que ETA anunciara que golpeará "todos los frentes" al romper la tregua, los escoltas privados, que saben que los etarras no distinguen entre ellos y los policías, guardias civiles o ertzainas que desarrollan este trabajo, se sienten objetivo de los pistoleros. Pero esta sensación se multiplicó cuando la banda atentó el pasado octubre contra el escolta Gabriel Ginés, vigilante de un concejal del PSE. Aunque se barajó la posibilidad de que el atentado se dirigiera contra el político, fuentes de la lucha antiterrorista sostienen sin dudas que iba dirigido contra el guardaespaldas.

Por otra parte, las fuerzas de seguridad informaron ayer de que Arkaitz Goikoetxea y Jurdan Martitegi han sido identificados como dos de los etarras que participaron en el atentado contra el cuartel de la Guardia Civil de Calahorra (La Rioja). Según fuentes de la investigación, el primero fue el que efectuó la llamada para avisar de la colocación del artefacto y el segundo es el que aparcó el coche bomba, huyendo en otro vehículo en compañía de un tercero, probablemente un etarra no fichado (legal).

Ambos etarras, que pertenecen al comando Vizcaya , han participado en al menos tres de los atentados que han tenido lugar después de la tregua. Su fotografía ha sido difundida profusamente, pero el hecho de que participaran en este último atentado indica que o no han huido o cruzaron la frontera para cometer esta acción.