Ataviado con traje negro y camisa blanca, Zapatero anunció el diálogo con ETA en un recinto muy singular: el vestíbulo de Isabel II. La sala está presidida por una escultura de la "reina de los tristes destinos", que en 1868 huyó a Francia tras el estallido de La Gloriosa , revolución que desembocó en la Primera República. Isabel II veraneaba en Euskadi y, según algunos historiadores, fue amante del capitán de ingenieros.

El presidente habló junto a la mesa donde se firmó la Constitución liberal de 1812, conocida como La Pepa . Sobre la mesa, dentro de una urna, la Carta Magna está abierta en su primera página: "La nación española es libre e independiente y no puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona". ¿Alusiones a la familia popular y a Rajoy?

Flanqueaban a Zapatero dos banderas de España, la una actual y la otra algo psicodélica, ornada con un dragón caricaturesco que donó hace dos siglos el diputado de las Cortes de Cádiz Diego Francisco Muñoz Torrero. ¿Una apelación a la España seria y la kitsch ?

Rajoy respondió desde la calle Génova. ¿Era un aviso encubierto, porque Génova fue ciudad-estado y hoy es parte de la Italia única? ¡Cómo está la política! ¡Y cómo la prensa! Menos mal que llegan las vacaciones.