Apoyo palestino y rechazo israelí. Esa fue la reacción de los dos interesados en el plan para Oriente Próximo que anunciaron ayer los presidentes de España y Francia, José Luis Rodríguez Zapatero y Jacques Chirac. "Nos felicitamos de cualquier esfuerzo internacional para desbloquear el proceso de paz", dijo Nabil Abú Rudaina, portavoz del presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbás (Abú Mazen ). En cambio, un alto cargo de Exteriores israelí declaró a France Presse que el plan es una iniciativa "precipitada", "inocente" y de "nivel de cafetería".

Dejando de lado el obvio llamamiento al fin de la violencia por ambas partes, el segundo y el tercer punto de la iniciativa --Gobierno de unidad palestino e intercambio del soldado capturado en Gaza por presos palestinos-- se limitan a pedir dos procesos que ya están en marcha. El cuarto punto --la reunión entre Abú Mazen y el primer ministro israelí, Ehud Olmert-- es oficialmente aceptado por ambas partes, pero lleva meses sin plasmarse. El quinto --la misión internacional-- es el más delicado. Se trata de una vieja aspiración palestina, siempre rechazada por Israel, contraria a internacionalizar el conflicto. Sobre la cumbre internacional Israel no quiere ni oír hablar, y mucho menos si la auspicia Bruselas, y no Washington.