El coordinador general de Izquierda Unida (IU), Gaspar Llamazares, se enfrenta hoy en el consejo político a un nuevo episodio de la crisis que se mantiene abierta con un sector del PCE y con las corrientes críticas a partir de los magros resultados del 14 de marzo (1.324.370 votos y 3 diputados). El método propuesto por Llamazares de elaborar la lista al Parlamento Europeo sin integrar a las candidaturas alternativas será la excusa para revelar las posiciones irreconciliables entre la mayoría de IU y el PCE de Paco Frutos.

Después de la tentativa fallida de Llamazares de colocar de cabeza de lista al exfiscal anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo, la federación andaluza ha hecho valer su fuerza situando de cartel al exdiputado y responsable de los temas de Defensa, Willy Meyer, seguido del candidato de Iniciativa per Catalunya i Verds (ICV), Raúl Romeva y de la actual eurodiputada Marisa Bergaz. En puestos relevantes, aunque simbólicos, se encuentran la actriz Pilar Bardem y el escritor Luis García Montero. Los dirigentes de IU-ICV confían en obtener tres eurodiputados.

Los ortodoxos, encabezados por Angeles Maestro, han impugnado el método de elaboración de la candidatura y los partidarios de Frutos ya no insisten en colocarle al frente de la misma porque, según dicen, eso equivaldría a "someterle a la derrota". Pero tanto unos como otros aprovechan el debate para medir fuerzas ante el congreso del PCE, que la dirección de IU quiere adelantar al otoño.

PRECARIEDAD A la confrontación interna que afronta IU se añade además una precariedad económica agudizada como consecuencia de los malos resultados electorales obtenidos. Con una deuda de 14,4 millones de euros (2.400 millones de pesetas), IU negocia el despido de seis trabajadores para reducir su plantilla a seis empleados, más otros nueve del grupo parlamentario. Del 14-M recibirá, únicamente, la compensación correspondiente a los votos obtenidos en Valencia y en Madrid, donde logró escaños de diputados.