"Muchos psicólogos han demostrado que no hay relación entre celibato y pederastia, y muchos otros han demostrado y me han dicho que hay relación entre homosexualidad y pederastia". Lo dijo el pasado 12 de abril el número dos del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, y, de inmediato, la ola de indignación dio la vuelta al mundo gracias a la movilización de los colectivos e instituciones más sensibles a la defensa de los derechos de los gais y lesbianas.

Desde entonces, sin embargo, Izquierda Unida (IU) e Iniciativa per Catalunya (ICV) han fracasado en todos sus intentos de que el Congreso, como si de un parlamento anglosajón se tratara, exprese su repulsa por las palabras de Bertone sin miedo a incomodar a la Iglesia católica. Ha llegado la hora --dicen en IU y en ICV-- de poner la cuestión en la carpeta de tareas pendientes del Tribunal Constitucional (TC).

El conflicto, de hecho, no radica tanto en la opinión que cada grupo parlamentario pueda tener sobre las gruesas acusaciones del número dos del Papa, sino en la filigrana que José Bono, desde la Mesa del Congreso, y Josep Antoni Duran Lleida, como presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores, han dibujado para cerrar el paso a un debate político de esas características en la Cámara baja.

PRIMERA HUMILLACION La primera humillación consistió en forzar al diputado ecosocialista Joan Herrera a modificar el texto de su propuesta para evitar que contuviera expresiones que pudieran molestar al cardenal Bertone. Así, se consideró excesivo que se tacharan las opiniones del cardenal de "difamatorias", por lo que fueron sustituidas por una expresión menos rotunda: "ofensivas".

Sin embargo, el conflicto que ha llevado a IU y ICV a plantearse que el propio TC le dé amparo es que, introducidos los cambios en el texto de la propuesta, esta ni siquiera ha sido admitida a trámite con el inesperado argumento de que el Congreso no delibera y vota declaraciones de personalidades de otros países.

Los ecosocialistas recuerdan que los antecedentes desarman totalmente ese argumento, pues en el pasado la Mesa del Congreso ha admitido a trámite peticiones similares, como la proposición no de ley presentada por CiU relativa a la situación de la democracia en la República Bolivariana de Venezuela, que tramitó para ser debatida en Pleno.

Más lejos llegó la proposición del PP de apoyo a la oposición democrática en Cuba, que fue aprobada con modificaciones. Incluso se calificó una proposición no de ley sobre las declaraciones del papa Benedicto XVI sobre el preservativo, aunque posteriormente fue rechazada por el Pleno de la Cámara baja.

COYUNTURA INCOMODA Al final, bastaron cuatro votos de PP y el de CiU para poner fin a las pretensiones de Iniciativa (los tres representantes del PSOE y el del PNV votaron a favor de tramitar la iniciativa de ICV, pero perdieron la votación), pero tampoco el PSOE ha decidido abrir un frente de conflicto por ello.

No en vano la polémica ha coincidido en el tiempo con la visita de José Luis Rodríguez Zapatero al Papa y con la decisión de dejar para mejores tiempos la ley de libertad religiosa que a principios de la legislatura prometió el Gobierno.