Socialistas y republicanos sacaron a relucir ayer en la campaña electoral los trapos sucios de Converg¨ncia i Unió y en particular de Unió Democr tica, partido que, como se recordará, está afectado por los casos Turisme y Treball, que implican a militantes del partido democristiano.

Manuela de Madre, la número dos de la lista de Pasqual Maragall, abrió el fuego interpelando a Josep Antoni Duran Lleida (CiU) por el hecho de que no ha asumido nunca la responsabilidad política por los escándalos relacionados con el Consorcio de Turismo y con los cursos de formación ocupacional subvencionados con fondos europeos administrados por la Consejería de Trabajo, cuando ambos organismos estaban dirigidos por dirigentes de su partido.

El dirigente de ERC, Josep Lluís Carod, por su parte, le espetó a Duran que no puede darle lecciones de capacidad para gobernar, porque frente a las "manos limpias de Esquerra" el dirigente democristiano tiene amigos como Fidel Pallerols, el empresario de academias de formación ocupacional a quien la policía le ocupó documentos contables que recogen entregas de dinero o pagos en especies a militantes y organizaciones de CiU.

Sin embargo, detrás de estos cruces dialécticos no hay nada más. ERC y PSC reconocen que si ellos llegan al poder no tienen ninguna intención de levantar las alfombras ni registrar los cajones en busca de papeles comprometedores para CiU.